"Unirse a Brasil no sólo es una oportunidad sino una necesidad para la Argentina". "Ellos no perciben el futuro en América latina y del bloque regional sin nuestro país" y "sería suicida pensar que la integración no pasa por ahí", ya que "es un momento valioso para complementar virtudes". El discurso de la mayoría de los analistas consultados por La Capital converge en un punto común: el Mercosur es el camino que debe transitar la Argentina para posicionarse frente a los mercados internacionales.
Tras el triunfo de Lula en las elecciones de Brasil, el debate sobre si reflotar o no el Mercado Común del Sur -con sus ventajas e inconvenientes- se instaló en los ámbitos económicos, empresarios y políticos nacionales. La discusión también alcanza al papel que debe jugar el país en esta integración y cómo debe posicionarse a la hora de negociar un ingreso al Alca (área de libre comercio de las Américas).
Las opiniones se dividen cuando de Alca se trata. Pero aún quienes comulgan con la integración de Argentina a ese mercado creen que la mejor forma de abordarlo es en alianza con Brasil vía Mercosur. Otros, en cambio sostienen que no es el momento para discutir este tema por las debilidades políticas e institucionales que afronta el país y además porque sus productos están mejor posicionados en otros mercados como Europa o el sudeste asiático.
Los que miran al Alca
Hay quienes directamente cuestionan la profundización de la alianza con el bloque regional y advierten sobre los riesgos para la Argentina. En este punto, hacen hincapié en la tradición proteccionista del mercado brasileño y cómo esto podría interrumpir las ambiciones de algunos grupos económicos argentinos que propician un acercamiento directo al Alca. "Mercosur es el nombre que se le da en la Argentina al proteccionismo", resumió en esa línea el menemista Jorge Avila, economista del Centro de Estudios Macroeconómicos (Cema), sólo partidario de sumarse al bloque como un paso que lleve a la consolidación del área de libre comercio desde Alaska a Tierra del Fuego.
Fuera de ese discurso crítico hacia las bondades del bloque regional -que aún sobreviven incluso dentro de la misma Cancillería como resabios de la gestión de Domingo Cavallo en esa función- funcionarios, políticos, economistas y empresarios nacionales siguen mirando a la integración con el Mercosur como la salida más conveniente para la Argentina y su profundización, como un desafío que debe plantearse mucho más en el terreno político que comercial.
"Lo que se vislumbra en el discurso de Lula y también en quienes fueron sus adversarios es que pretenden un acercamiento más político que comercial" con la Argentina, explicó Fabián Vidoletti, investigador de la Fundación para la Integración Federal (Funif). De hecho, citó como una de las materias pendientes para la consolidación de este bloque la conformación de "un andamiaje institucional que permita, más allá de la celebración de cumbres presidenciales, tener un esquema fijo para la solución de controversias".
Se trata ni más ni menos que uno de los principales objetivos planteados y nunca logrados desde 1992, cuando se consolidó la alianza para un mercado común: que el Mercosur tenga sus propias instituciones supranacionales, a la que puedan recurrir los países para dirimir los diferendos comerciales, un tema que en los últimos años tensó las relaciones, especialmente entre Argentina y Brasil.
"Ambos países enfrentan ahora muy serias dificultades externas, esto supondría la posibilidad de articular políticas macroeconómicas compartidas", subrayó el economista Marcelo Lascano, quien señaló que "con el triunfo de Lula en Brasil y los problemas de financiamiento externo que tiene nuestro país, a lo mejor podamos elaborar una estrategia en conjunto no sólo para dentro del Mercosur sino también para el mercado extrazona, cosa que no sucedió hasta ahora".
En los hechos, pese a la conformación del bloque, los dos principales socios no compartieron en estos años políticas macroeconómicas, ni diplomáticas y mucho menos una inserción externa en conjunto.
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Espacios de complementación
En la Argentina aún siguen a flor de piel los temores sobre cuál será el Lula que gobernará Brasil a partir de enero próximo y los rebrotes proteccionistas, especialmente ligados al sector industrial del que proviene el ex obrero metalúrgico hoy presidente. De todos modos, aunque esta tendencia llegara a profundizarse con el nuevo gobierno, los empresarios que conforman el Grupo Brasil (que suma a más de 200 empresas de ese país radicadas en la Argentina) consideran que "una reactivación industrial en el país vecino tendrá un efecto similar en la economía argentina", que provee insumos industriales al principal socio del Mercosur. Así lo expresó Ricardo Sarmiento, de la compañía Servicios Regionales del Sur que forma parte del Grupo Brasil. A su criterio, es el momento oportuno para sellar "espacios de complementación" industrial (Brasil) y productiva (Argentina) que "generen mayor empleo en ambos países y buscar terceros mercados con productos comunes".
Quién toma la posta
Para la investigadora del Conicet Anabella Busso, "Brasil está mejor posicionado política e institucionalmente como para liderar un proceso de reafirmación del Mercosur y llegar a una negociación más equitativa frente a EEUU en cuanto al Alca".
En este punto, advirtió que hay que poner atención sobre lo que suceda a partir de enero cuando Lula asuma y deba convertir la alianza de intereses que generó para su triunfo, en capacidad de gestión.
La tarea que le queda por delante no es nada sencilla. El año que viene Brasil debe afrontar pagos de deuda por unos 40 mil millones de dólares y existe un fuerte compromiso del nuevo presidente con su electorado para revertir la desigual distribución de la riqueza en ese país. Las presiones ya se están haciendo sentir. La semana que pasó los sindicalistas brasileños le manifestaron a Lula que el aumento de salarios que había propuesto en su plan de gobierno era insuficiente.
De todos modos, lo que se viene en materia doméstica, "depende del desenlace político en la Argentina", expresó el economista Carlos Abalo, que por estas horas entra en el terreno de lo impredecible.
El economista cree que si el futuro gobierno de la Argentina se suma a esta intención de Lula de insistir con el Mercosur será "oportuno y necesario" para enfrentar la dura crisis internacional que a su criterio será muy parecida a la de los años 30 y demandará una "fuerte sustitución de importaciones" para paliar la restricción comercial que se producirá. Abalo fue muy claro sobre el tema Alca: "La Argentina tiene que discutir en el Alca desde las necesidades de su mercado interno y su mercado interno es el Mercosur".
En ese punto coincidió el economista de Ieral Fundación Mediterránea Tulio Ceconi. A su criterio, "tener miedo a integrarnos al Mercosur sería cerrarnos aún más", y el "único riesgo para el país es que no se negocie bien". De todos modos, y en coincidencia con el grupo de analistas consultados, aseguró que el despegue argentino debe pasar por “desarrollar sus propias políticas que respondan a las necesidades de su mercado interno".