| | Reflexiones Peleas peligrosas
| Edgardo Alfano
El peronismo parece no entender el momento de cambio que reclama la Argentina para toda su dirigencia política, sin excepción. Sus principales dirigentes pelean por lo que consideran un "botín", que, en realidad, es nada más ni nada menos que un país que trata de salir de la peor crisis de su historia. La disputa va mucho más allá de una lucha entre el presidente Eduardo Duhalde y Carlos Menem por el control de las estructuras partidarias. Tanto Menem como Adolfo Rodríguez Saá, José Manuel de la Sota y Néstor Kirchner saben muy bien que quien resulte ganador tendrá una posibilidad cierta de acceder a la Presidencia de la Nación. Pero, ¿qué país encontrarán si siguen jugando a la ruleta rusa? Por lo pronto, todavía resta resolver cuestiones fundamentales en el ámbito económico y judicial. El acuerdo con el FMI es una prioridad, aunque se complica cada día más, mientras el gobierno espera que la Corte Suprema de Justicia defina cuestiones trascendentes, como un "per saltum" para detener la fuga de dinero del corralito y la pesificación. Lo cierto es que esta salvaje pelea entre los justicialistas tiene mucho que ver con la falta de un claro liderazgo en esa fuerza política. Ninguno de sus precandidatos a presidente, como tampoco Elisa Carrió y menos los radicales, pueden atravesar un techo del 15/16 por ciento que marcan todas las encuestas. Y en el PJ la falta de liderazgo siempre resultó sumamente peligrosa, porque sus dirigentes están dispuestos a todo para establecer quien es el dueño de la pelota. Es verdad que luego se alinean detrás de quien resulte victorioso. Pero vale preguntarse en qué condiciones dejarán al país después de la pelea. Pasado mañana Duhalde intentará, con un congreso partidario que le responde, legitimar la convocatoria a elecciones internas para el 19 de enero, en pleno verano, frente al 15 de diciembre que fue ratificado por el consejo nacional del PJ, que es dominado por Menem. Mientras tanto, halcones y palomas siguen mezclados en una dura negociación para tratar de buscar un acuerdo que evite una fractura mayor. Por lo pronto, el menemismo mostró una vez más que no va a ahorrar armas a la hora de batirse con el duhaldismo. Treinta legisladores anunciaron la formación de un sub-bloque dentro de la Cámara de Diputados, que obligará a quienes responden a la Casa Rosada a negociar cada ley que Duhalde quiera aprobar. Si hasta ahora era una tarea complicada alcanzar quórum para el oficialismo, el accionar de los menemistas complicó aún más el panorama. Es probable que finalmente Rodríguez Saá termine presentándose por afuera del partido si Duhalde y Menem sellan algún tipo de acuerdo. Y que De la Sota decida abandonar la carrera si su figura no logra el crecimiento adecuado para ganar en una interna. Tampoco parece con fuerza la posibilidad de un acuerdo entre el cordobés y Kirchner. Entre los dos no hay lugar para un segundo. Inclusive, un grupo de empresarios pensó en la posibilidad de empujar a la arena de los presidenciales al gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, un dirigente con buena aceptación en las encuestas. Lo concreto es que por más que Duhalde quiera llevar la interna para enero, hoy no aflora ningún candidato que pueda imponer el presidente para vencer a Menem o Rodríguez Saá, aunque cuente con el apoyo de los bonaerenses. Pero anticipar lo que pueda ocurrir en el PJ es entrar en la dimensión desconocida. Todavía debe correr agua bajo el puente.
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