Casilda. - Se suele decir que quienes tienen la suerte o la oportunidad de hacer lo que les gusta disfrutan su trabajo de una manera especial y, generalmente, la realidad parece confirmarlo. Ese es el caso de Domingo Valdez, quien desde hace 50 años reparte en Casilda con su bicicleta el diario La Capital con las mismas ganas que cuando comenzó.
Arrancó con este oficio un 1º de noviembre de 1952 cuando apenas tenía 12 años, poco tiempo después de haber sufrido la muerte de sus padres. A pesar de su corta edad, Valdez aceptó el desafío de manejar el reparto de diarios que tenía su hermano y, de a poco, fue saliendo adelante hasta consolidarse con el paso del tiempo.
"Los primeros años de trabajo fueron muy duros porque era un chico y no tenía a mis padres para que me contengan" recuerda Valdez con un sesgo de angustia. Cuando comenzó con el reparto de diarios, después de quedar huérfano, vivía con sus tíos en un campo ubicado a unos cinco kilómetros de la ciudad. Todas las mañanas se trasladaba en bicicleta hasta Casilda para recoger los diarios en una agencia que La Capital tenía sobre calle Buenos Aires y luego repartirlos. Después de un tiempo Valdez se mudó a la ciudad donde siguió haciendo el mismo trabajo, aunque también fue empleado metalúrgico y policía, actividad de la que jubiló en 1996.
Actualmente Valdez recibe los ejemplares en su domicilio de Mendoza 1823 y, aunque ya no es más aquel pibe de la década del 50, sigue distribuyendo La Capital en bicicleta con la misma vitalidad que antes. Una vez intentó hacer el reparto con una motocicleta, pero luego desistió de la idea. "Me gusta manejarme en bicicleta porque la disfruto", asegura. No es para menos, Valdez preserva el espíritu deportivo de cuando competía en carreras de ciclismo. Obtuvo varias victorias a nivel provincial y representó a Santa Fe en seis competencias nacionales, donde tuvo decorosas actuaciones. Su pasión por esta disciplina es tan grande que en su casa tiene un archivo con recortes de artículos periodísticas sobre su labor deportiva.
Valdez se levanta toda la semana a las 3.30 para recibir los diarios y, una vez preparados, repartirlos, a partir de las 5 de la madrugada, con la ayuda de su hermano, quien también sale en bicicleta.
Entrega a domicilio
El repartidor no se siente un típico canillita porque dice: "No ando ofreciendo el diario por la calle, sino entregándoselos a mis clientes (tiene 130 suscripciones) casa por casa".
"Ahora es un chiste repartir el diario en comparación con lo que significaba hacerlo años atrás cuando la mayoría de las calles de la ciudad no estaban pavimentadas y tampoco había alumbrado público", aseguró Valdez. "Cuando llovía -añadió- tenía que llevar el diario a pie a varias casas porque era imposible llegar en bicicleta por el barro. De todas maneras siempre cumplí, incluso en tiempo de inundaciones".
Ahora la historia es otra: en días de precipitaciones, Valdez se coloca su impermeables, protege los diarios, y sale sin dificultades con su bicicleta. "Los clientes están acostumbrados a recibir el diario a una hora determinada. Así que truene, caiga lluvia o lo que sea siempre estoy", dice Valdez para fundamentar su responsabilidad por el trabajo.