Existe en el fútbol un concepto prioritario. Cuando la característica más importante de un equipo es su relación con la pelota, se hace imprescindible agregarle una alta cuota de actitud para que el juego funcione. Sobre todo en una divisional en la que la fuerza y la entrega casi siempre le ganan la pulseada al juego propiamente dicho. Por eso ganó Córdoba ayer en Ingeniero Maschwitz. Porque a su juego, superior al de Morón, le adosó un celo estratégico que le sirvió para hacerse el dueño del encuentro a pesar de que la pelota andaba más por arriba que por el piso. El piso, un tema para tratar más adelante. Córdoba obtuvo una trascendente victoria ante el gallito por 2 a 1 que le permite afianzar su recuperación y le sirvió para anotarse su segundo triunfo como visitante en lo que va del torneo.
Con Calabrese como emblema, un jugador que sugiere ser de otra categoría, y la compañía del resto el conjunto de Santángelo maniató el escaso fútbol de Morón e hizo uso de la fuerte presión anímica que vive el plantel del oeste bonaerense por los magros resultados y la cancha suspendida.
La cancha: un escenario inservible para la práctica de cualquier deporte. Un atentado contra el físico de los futbolistas, una invitación preferencial a los esguinces, las entorsis y todo lo que tenga que ver con las articulaciones de cualquier deportista. Realmente debe ser muy difícil en la B encontrar un piso tan desastroso como el de la cancha de Armenio.
Aunque parezca increíble, uno de los tantos pozos del terreno fue el primer aliado de Córdoba. La pelota picó mal dentro del área y el manotazo instintivo de Kaezuk derivó en el penal que Peratta le atajó a Calabrese y el delantero mandó a la red en el rebote. Fue a los 5 minutos y Córdoba se adueñó para siempre del desarrollo, salvo en dos momentos: Morón dominó el último cuarto de hora de la primera mitad y volvió a irse encima cuando le expulsaron a Ferri a los 30' del complemento. Todo lo demás fue charrúa.
Cuando el partido y el clima se complicaban y Córdoba ya no tenía al batallador Ferri en el centro del mediocampo, Pignatta armó una jugada espectacular por la derecha, se le fue a Kaezuk y con el arquero encima cambió de pierna para estampar el 2-0 y darle forma de triunfo al gran trabajo charrúa. Sobre la hora descontó Martínez.
Entremedio de los dos goles azules hubo escaso fútbol pero una gran predisposición táctica y un amor propio imprescindible para abrochar un resultado merecido.
Síntesis
Dep. Morón 1: Peratta 5; Spíndola 5, Kaezuk 3, Medrano 4 y Pagano 4 (78' Leytes); Muñoz 4 (46' Escobar 4), Madeo 5, Yáñez 6 y Martínez 6; Manzini 4 y Ayala 3 (46' Fuhr 4). DT: M. Rizzi.
C. Córdoba 2: De Lemos 6; Valiente 5, Melli 5, López 6 y Aira 6; Santos 6, Ferri 5, Cárdenas 6 y Petrovelli 5 (63' Olsina 5); Calabrese 7 (84' Leoncini) y Gufanti 5 (71' Pignatta). DT: O. Santángelo.
Cancha: Dep. Armenio (local Morón).
Arbitro: Federico Beligoy (6).
Goles: 5' Calabrese (CC), 85' Pignatta (CC) y 90' Martínez (DM).
Expulsado: 75' Ferri (CC).
Incidencia: 5' Peratta (DM) le contuvo un penal a Calabrese (CC).
La Ciudad
