Rodolfo Montes / La Capital
Javier Calamaro lanzó su trabajo "Lo mejor, Javier Calamaro", un disco que incluye dos temas nuevos, "Euforia y furia" y "Cenizas", canciones de la banda de sonido de la película "No sabe no contesta", dirigida por Fernando Musa y protagonizada por la estrella televisiva del momento, Mariano Martínez. El álbum se completa con 15 recopilaciones de trabajos anteriores. Apenas levantado de la cama, pero de buen humor, Javier Calamaro llega a la cita con La Capital a su estudio de grabación en el barrio de Chacarita. A partir de la una de la tarde en punto el músico dispara, en ayunas, su rústicas verdades. No es un músico presentando un disco, es un hombre que está feliz con su nueva vida, que le dio un hijo y que ya saborea independizarse de la compañía discográfica. "La música no puede ser un trabajo para mí, necesito hacer lo que quiero". Plantó bandera. -Un álbum del "lo mejor de...", ¿es un disco de crisis? -Para nada, en mi discoteca tuve muchos discos de vinilo y cuando apareció el CD quién se iba a gastar 5 mil dólares en discos. Entonces empecé a comprar compilados. Tengo discos de los Beatles, los Stones, Deep Purple y todas mis bandas favoritas en discos compilados. Además la canción "Euforia y furia" la tuve durante un año en un cajón y ahora la edité como apertura del nuevo disco a partir de que me la pidieron para la película "No sabe no contesta". La canción siempre me gustó pero ahora me encanta. -¿Cómo saboreás los temas viejos cuando volvés sobre ellos? -Es un placer, es como si los hubiese compuesto de nuevo. Siempre pienso que si los temas me gustan más a mí también le van a gustar a la gente, por el respeto que me inspira el público. -¿Cómo elegiste los temas y por qué 17 canciones? -Sé que para la compañía fue mucho más caro publicar 17 y no 12, como es habitual en este tipo de trabajos. Pero yo lo quise así, es una excentricidad que me hace feliz, a pesar que estamos en un año donde no es bueno gastar más plata de la cuenta. Pero ellos se llaman Sony Music, me entendés, tienen nombre en inglés y está bien que gasten plata y le den más arte al público. -¿También pediste incorporar el video que ofrece el CD? -Claro, ellos querían cobrar 20 mangos un disco con 12 canciones y nada más. Y por el mismo precio damos 17 y un video. -Así y todo la compañía editó el disco, aceptando tu propuesta. -Sí, y tuve un aliado en Sony, Claudio Klimezuk, que hizo todo para sacar el disco como yo lo quería, incluida la tapa que yo había elegido hacer. -Tan mal no te trataron... -No. Sólo digo que las compañías están acostumbradas a llevar a los artistas como ellos quieren. Y los artistas se van asimilando a los criterios de las empresas, sin chistar. Es bueno pelearla un poco. -¿Pensás que tu esfuerzo por imponer criterios propios llega al público y hace una diferencia? -Es que la política de la empresa no es mi tema. Mi criterio es que los discos tengan la mayor cantidad de temas elegidos por el autor, es un criterio artístico. El criterio de la empresa no lo conozco. -¿También pensás reeditar temas de los Guarros o incluso anteriores? -En mi vida, como en la vida de cualquiera, hay un salto muy grande a medida que vas creciendo. Vos no escuchás al Bob Marley de los 16 años, escuchás cuanto el tipo estaba maduro. En mi caso, te diría que por un accidente saqué un disco apenas salí del colegio secundario. -Y ahora aquel disco, "Frapé", te parece escolar. -Me buscó un zar de la industria discográfica y me ofreció grabar un disco. Yo dije que sí y la pasé bien. Pero ahora escucho aquello y la verdad es que no me gusta para nada. Es música adolescente que salía de los granitos de la cara, típica de la edad. -En tu última etapa, desde que estabas componiendo "Quitapenas" a este momento, ¿cómo percibís tu crecimiento? -No sé si crecí, me pasó que encontré una casa (risas). En aquella época vivía arriba de la camioneta, como un nómade. Después de la casa apareció mi mujer, me pasaron cosas maravillosas, nació Romeo, mi hijo. Y creo que todo fue porque al fin tuve una casa. -La calle y el auto no son buen lugar para vivir, al menos para vos. -Claro, estaba todo mal en esa época. Me había separado en medio de mucho conflicto de una pareja anterior, me agarró rubiola, una enfermedad que por ahí vos tuviste a los cuatro años... -Pero creaste tu propio quitapenas. -Y volví a la normalidad de a poco. En ese sentido, "Quitapenas" fue un consuelo. En realidad, quitapenas es un muñequito que se usa en México, se pone debajo de la almohada y durante la noche le contás tus penas y el muñequito te las saca. -¿Cómo decidiste poner a Romeo, tu hijo, en la tapa del disco? -Desde el momento que decidimos titularlo "Lo mejor". Con ese nombre no podía faltar mi hijo. Además está mi música adentro. "Lo mejor" es un título muy usado para recopilaciones, pero con Romeo se convierte en otra cosa, ya no es cualquier "lo mejor". Mi hijo no va a tener que esperar 18 años como yo para salir en la tapa de un disco... -¿Estás componiendo? -Normalmente escribo muchas letras, y compongo música aparte. Después llega el momento de hacer el disco y voy juntando todo. Pero esto no es una regla, también pueden surgir canciones completas. -¿Qué cosas te inspiran? -Tengo tres lugares con cosas escritas: dos cuadernos que andan dando vueltas y la computadora. Serán unas trescientas cosas, de las cuales una buena parte habla de la actualidad argentina. No quiere decir que todo se transforme en canciones. Yo escribo, escribo y luego algo queda. Es un vicio que los Calamaro heredamos de mi vieja. La diferencia que Andrés hace las canciones directamente y mí me interesa escribirlas, el trayecto y no tanto el resultado. -En cambio Andrés saca discos con cien temas. -Yo no hago cien canciones como Andrés. Yo hago trescientos poemas y cien músicas y después que se convierta en lo que se tenga que convertir, no me importa. Ahora que terminé mi carrera con Sony puedo decirlo: lo que más me interesa es pasarla bien y no tanto mi carrera. -¿Qué nombre le pondrías a tu música hoy? -Crisol de razas. Desde que tengo 9 años hasta tuvo algo de rock, que algunos llaman pop cuando el pop no es un estilo de música. Sobre esa base sumo todo lo que me gusta y escuché en mi vida, desde una zamba de Hernán Figueroa Reyes al tango "La última curda". Todo eso es parte de mi ideología, me siento un rocker en el tango. -¿Vas directo a hacer lo que te gusta, sin especular? -Me siento obligado a hacer todo lo que me gusta, ahora, porque después me muero...y ya no puedo. -¿Es un trabajo el oficio de músico? -Yo no lo tomo como un trabajo, aunque lo sea. Cuando me paro con mis músicos en el escenario pretendo sentir afecto con ellos, como si fueran parientes a los que quiero mucho. En la música alguien puede ser el director pero nadie el jefe. Si el guitarrista la pasa mal, la pasamos todos mal.
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