Año CXXXV
 Nº 49.647
Rosario,
miércoles  30 de
octubre de 2002
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Regionalizar, una forma de potenciar zonas atrasadas
Un urbanista proyecta descentralizar el poder administrativo y político para un nuevo ordenamiento zonal

Silvia Carafa / La Capital

Tomando como ejemplo la crisis hídrica de la laguna La Picasa, que afecta amplias zonas de Santa Fe, Córdoba, La Pampa y Buenos Aires, el arquitecto Carlos Alberto Fernández, especialista en planificación, propone la regionalización como punto de partida para un nuevo ordenamiento zonal, que incluso podría hacerse extensivo a todo el ámbito nacional.
La iniciativa sugiere rediseñar el poder administrativo, económico y político, creando nuevas áreas sin desdibujar límites geográficos que permitan desmontar la burocracia estatal y reducir costos. "La idea no implica circunscribir provincias vecinas sino resolver problemas regionales comunes", afirmó y a modo de ejemplo citó la situación del sur santafesino y cordobés, junto al noroeste bonaerense y el noreste pampeano, que comparten las inundaciones y la producción.
"Hoy se está lejos de una solución integrada a la grave situación de cuatro provincias por el fenómeno de la laguna La Picasa", ejemplificó. "Lo que planteo no es un modelo teórico, es un proyecto realista para el cambio que reclama la gente", insistió.
El profesional propone incluso rediseñar el país a partir de la regionalización, que supone la descongestión del poder central en todos sus aspectos en función de analogías que van desde la proximidad geográfica, pasa por la producción y llega hasta las vías de comunicación. "Es un proceso a mediano y largo plazo y no es el caballito de batalla de ningún político. Es volver a pensar el diseño de país y, aunque suene idealista, es perfectamente realizable", dijo.
El trabajo de regionalización supone la creación de territorios funcionales y la descentralización administrativa, legislativa y económica del gobierno central. Las regiones que así surjan estarían divididas en subregiones, las que contarían con sus respectivos nodos, que permitirían resolver problemas de las comunidades pequeñas.
En el diseño no existirían legisladores provinciales ni nacionales porque "serían regionales y no abandonarían sus distritos, con lo que se reduciría a la mitad el gasto político". Las regiones incluirían los resortes administrativos, del poder político, legislativo y judicial, con lo que se allanarían los problemas generados por las grandes extensiones del territorio argentino.
Regionalizar es optar por un diseño productivo, cultural y económico, y se prevé que en cada lugar haya un control a cargo de un grupo de referentes de cada comunidad.
El modelo propuesto conlleva una reforma integral del aparato institucional, pero no del territorio ni del Ejecutivo de cada provincia. Las regiones se integrarían con un número determinado de pueblos y este marco permitiría potenciar los lugares menos evolucionados, así como promover e incentivar nuevas oportunidades productivas y culturales. Cada área estaría coordinada por un ente nacional, a modo de avanzada del Estado, donde también residirán los diputados regionales.
La regionalización es una idea rectora que se puede aplicar a todo el país. Fernández recordó que las provincias de Neuquén y Río Negro trabajan en un proyecto similar. Para el especialista, analizar el cambio implica remontarse al proceso histórico, cuando se trazó el país respondiendo a un imperativo económico sin tener en cuenta el aspecto social y demográfico. "Siempre de acuerdo a los intereses externos, se diseñó un país con la producción centrada en el puerto de Buenos Aires", dijo.


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