Año CXXXV
 Nº 49.644
Rosario,
domingo  27 de
octubre de 2002
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Apertura 2002
River-Boca, un superclásico al todo o nada
Juegan desde las 16.10 pensando en no alejarse de la punta

River y Boca encarnan la principal amenaza para Independiente, el cómodo puntero, pero los dos esperaban estar un poco más arriba a esta altura del campeonato. Por eso, el superclásico que jugarán hoy en el Monumental tiene carácter de decisivo para las posibilidades de ambos en el torneo Apertura: el que gane seguirá en carrera; el que pierda, desandará las últimas cinco fechas con la sensación de estar viviendo demasiado cerca del infierno.
El mapa previo difiere bastante del que se dio en los últimos años, cuando Boca llegaba con una secreta tranquilidad interna por esa curiosa paternidad que, a la hora de la verdad, terminaba siendo un karma demasiado pesado para River. Ahora, los antecedentes marcan que de los últimos cinco clásicos que jugaron entre partidos oficiales y amistosos, River ganó cuatro (uno por penales) y Boca apenas uno.

Un estigma olvidado
Pero así como River parece haber dejado atrás ese estigma que lo persiguió durante toda una década, la realidad marca que el equipo que dirige Manuel Pellegrini viene de recibir una caída ominosa: el 5-0 que le asestó Banfield el último domingo.
Esa inesperada circunstancia modificó abruptamente la tendencia de semanas anteriores. Porque Boca le ganó 2-1 a Chacarita y al menos recobró parte de la tranquilidad perdida después de algunos resultados negativos, como las derrotas frente a Racing y Colón.
Los roles se invirtieron, fue la sensación imperante el domingo pasado, con los resultados de los unos y los otros bien fresquitos. Pero el transcurrir de los días y algunas declaraciones triunfalistas que sonaron a arenga para el grupo de parte de Angel Comizzo y Leonardo Astrada, los dos líderes espirituales de River, hicieron que los antecedentes inmediatos fueran quedando relegados a un segundo plano con el correr de las horas.
Ya casi nadie repara en lo que ocurrió el último domingo, ni tampoco en el aparente final de aquella supremacía xeneize durante los 90. Porque, como insisten los protagonistas, debe ser verdad nomás que todo eso poco cuenta en el momento de salir a la cancha.
Tampoco es garantía de nada intentar aventurar qué es lo que ocurrirá en el césped del Monumental cuando Horacio Elizondo dé la señal de largada a las 16.10. Porque, se sabe, un gol tempranero, una expulsión inesperada, un rebote en un palo o un penal atajado pueden resultar determinantes para el juego.
Sí, en cambio, es posible inferir que, con los regresos a la titularidad de Ariel Garcé y Ricardo Rojas en los laterales, River ofrecerá mayores garantías en el fondo que ante Banfield, partido en el que Gabriel Pereyra y Matías Lequi hicieron agua como el resto de sus compañeros.

Los millonarios que saben
También se supone que River buscará ganarle las espaldas a Sebastián Battaglia y Alfredo Cascini para que la inventiva de Andrés D'Alessandro, las gambetas de Alejandro Domínguez y la contundencia de Fernando Cavenaghi encuentren una vez más su lugar en el mundo.
Ahora bien, ¿será un partido abierto?, ¿o cuando los millonarios tengan la pelota Hugo Ibarra y Clemente Rodríguez se convertirán en dos defensores más, provocando que la última línea visitante quede compuesta por cinco hombres? \Tampoco se necesita ser demasiado perspicaz para entender que la apuesta de Boca será lastimar a River por las bandas, allí por donde Ibarra y Rodríguez intentarán ganarle la pulseada a Luis González y Víctor Zapata. Y que Oscar Tabárez, ubicado en el ojo de la tormenta desde hace ya varias fechas, pondrá sus principales fichas ofensivas en el desequilibrio que son capaces de ofrecer Carlos Tevez, Guillermo Barros Schelotto y Marcelo Delgado, seguramente preparados para salir rápido de contragolpe.
River está a cinco puntos de Independiente y Boca, a ocho. La distancia es larga, pero los dos, íntimamente, conservan la ilusión de quitarle el título de arremetida. Con la mira puesta en esa búsqueda, pero también en poner a salvo el honor ante el rival de toda la vida, los dos colosos del país saldrán a la cancha para protagonizar el superclásico número 173 del historial.
Habrá 1.000 policías para intentar evitar incidentes y color y calor en las tribunas. Sería bueno que la violencia no vuelva a ganar su batalla y que los protagonistas estén a tono con el marco. ¿O será mucho pedir? (DyN) \



Tévez y Domínguez, dos protagonistas del clásico.
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