| | cartas Indignación por el sistema bancario
| Soy docente de filosofía y me dirigí a cobrar mi salario al cajero automático situado en Rioja y San Martín, Como la máquina entregaba múltiplos de 10 fui a retirar el saldo por caja en la Banca Nazionale del Lavoro, con domicilio San Martín 902. El sistema informático no procesó la extracción y por esta demora la cajera me entregó en ventanilla $77 en lugar de $7, hecho que le manifesté. Ante esto respondió que si el sistema lo permite estaba en un error. Regresé a mi casa y un mes más tarde fui intimado para pagar $124,83. Para manifestar mi buena fe, lo cancelé en caja y reclamé por la vía administrativa al gerente de dicha entidad. Ante su silencio, luego de haber apelado el resumen de cuenta enviado por el banco y pagar bajo protesta el monto en cuestión, presenté una queja en la Defensoría del Consumidor de la Provincia, cuyo número de expediente es 045-L-10. Me volvieron a intimar telefónicamente del banco, notificándome que aún debía $104, situación que rechacé terminantemente por haber cancelado y con abundancia los $70 que el banco erróneamente me entregó. Me dirigí al cajero a consultar el saldo y efectivamente debía $104 más. Cuestioné sobre esto y me respondieron que mi deuda era de $104. Solicité la actualización del monto a pagar ya que el cajero automático no presentaba los intereses punitorios actualizados sino a mes vencido. Ante esto la secretaria realizó una estimación en la calculadora y se negó a dármela por escrito. Deposité $140 más, nuevamente para cancelar la supuesta deuda y reclamar por la vía administrativa. Para mi sorpresa, en la Defensoría del Consumidor de la provincia el banco no aceptó el error del sistema, lo cual concluye la etapa conciliatoria y da comienzo a la contenciosa-administrativa, aún en primera instancia. Uno de mis abogados solicitó la transformación del interés punitorio de $4 diarios en una tasa, que según el cálculo de otro profesional reconocido es de 5,71% diario; 171,30% mensual y 2.055,60% anual. Estoy a la espera de un laudo arbitral del defensor del consumidor para frenar este atropello y de no ser reconocido mi derecho continuaré la batalla judicial en el ámbito competente. Como ciudadano, espero poder frenar esta arbitrariedad, que me ha costado $198,39 y tener la satisfacción de que en el futuro no se vuelva a repetir. Sebastián Llansa
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