Año CXXXV
 Nº 49.642
Rosario,
viernes  25 de
octubre de 2002
Min 14º
Máx 19º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






La Iglesia expresó su preocupación por el caso
Varios prelados reclamaron que no haya prejuzgamientos y se deje actuar a la Justicia "antes de condenar"

La detención del padre Julio Grassi por supuesta participación en casos de abusos de menores generó cierta preocupación en el seno de la Iglesia donde, a pesar de que reina la cautela, algunas voces reclamaron ayer que no se prejuzgue al padre espiritual de la Fundación Felices los Niños y se deje actuar a la Justicia "antes de condenar".
La mayoría de los obispos consultados prefirieron no dar opiniones y dejar que "los acontecimientos decanten naturalmente".
Otros manifestaron su inquietud ante la alternativa que ahora se abra una "campaña para desacreditar a la Iglesia, sobre todo por su postura en cuanto al celibato sacerdotal".
El primero en reaccionar frente a las denuncias presentadas por el programa Telenoche Investiga fue el obispo de Morón, monseñor Justo Laguna, quien manifestó su "consternación" por las afirmaciones allí presentadas y pidió a los periodistas que "no se comporten como fiscales ni jueces".
El prelado es quien tiene bajo su jurisdicción eclesiástica al padre Grassi, aunque desde su llegada no mantiene una buena relación con el "padre espiritual" de la Fundación Felices los Niños.
Laguna dijo que "este Obispado recibió al padre Grassi en 1991 y, si bien he tenido muchas dificultades con él a lo largo de estos años, no debo abrir un juicio hasta que la Justicia se expida de un modo definitivo", aclaró.
También aclaró que la Fundación "al no ser una obra de la Iglesia, en ningún momento ha dependido ni en su administración ni en su conducción de este Obispado".
No obstante la independencia que se argumenta, monseñor Laguna debió desplazar el 19 de junio de 2001 al padre Grassi de su cargo de presidente de la Fundación, bajo el pretexto de que "se hacía necesario deslindar su tarea pastoral de la administrativa", poniendo a un laico en su lugar y dejándolo simplemente como "padre espiritual" de la organización asistencial, que desde ayer quedó a cargo de Raúl Portal, amigo de Grassi.
Si bien en el resto del Episcopado reina el hermetismo frente a este caso, un habitual portavoz oficioso reconoció que el tema "preocupa sobremanera, y puede desacreditar la imagen de la Iglesia". (DyN)


Notas relacionadas
Grassi, encarcelado, aseguró que ha sido víctima de una venganza
Continuidad
Diario La Capital todos los derechos reservados