| | Carlos, el ciudadano
| Era un viernes común de octubre, como cualquier otro. Habiendo pasado el susto que les produjo pensar lo que podría haberles pasado luego de reventar una cubierta, a una velocidad de 120 kilómetros por hora en la autopista entre San Lorenzo y Rosario, Paula y Diego se disponían a llamar al auxilio mecánico del peaje, mientras alejaban el auto de la ruta empujándolo entre los dos hacia las banquina. Un auto que venía en sentido contrario (dirigiéndose hacia la ciudad de Santa Fe) se detiene. El acompañante baja la ventanilla y les pregunta "Chicos, necesitan algo. ¿Qué pasó?". Al instante, de riguroso traje y vistiendo unos zapatos de una elegancia inigualable, Carlos se disponía a colaborar. Sin salir del asombro, los chicos le preguntan si no prefiere llamar al auxilio; a lo que él contesta: "No, ya que estamos la cambiamos... lo más peligroso es estar tan cerca de la ruta". Acto seguido, el sujeto en cuestión se acomoda debajo del auto, de espaldas contra el suelo, a buscar la rueda de auxilio. De más está aclararlo, Carlos jamás se preocupó por ensuciarse el traje, ni mucho menos su impecable calzado, recostado sobre el césped y la tierra, en posición de mecánico. En unos minutos, junto con Diego, cambiaron la cubierta, después de que, por supuesto, Carlos se esmerara en acomodar por seguridad las balizas a lo largo de la ruta, señalando debidamente que había habido una emergencia. A todo esto, su chofer José, que lo acompañó en todo momento, decía sonriendo -ya que era innegable, Paula y Diego seguían desconcertados por la situación -: "No se preocupen, él es así". Terminada la operación, Carlos les dio unas palmadas en la espalda y sus últimas palabras fueron: "Bueno chicos, ya está, ahora vayan a tomarse algo a la costanera, a disfrutar el día, y a agradecer que no pasó nada". Con la misma simpleza que se había bajado a ayudarlos, se volvió a su auto con su chofer y partió. Esta no dejaría de ser otra anécdota más, si no fuera porque el solidario fue el gobernador de Santa Fe, el señor Carlos Alberto Reutemann. Las palabras sobran, el gesto lo dice todo. Al señor Carlos, al ciudadano, y a José, gracias. DNI 24.945.660
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