Existen dos estrategias fundamentales para el tratamiento: curativo o preventivo de las infecciones. La terapia curativa es aquella que está destinada a reconstituir o mejorar la capacidad inmunológica del paciente en forma definitiva. El trasplante de médula ósea (o de sangre de cordón umbilical o periférica) de un donante sano sigue siendo actualmente la mejor forma de lograrlo. La terapia génica (modificación del genoma humano) será muy probablemente otra opción en el futuro. Existen numerosos tratamientos para prevenir las infecciones. El más usual es la incorporación de gammaglobulina endovenosa (concentrados de anticuerpos contra una amplia variedad de microorganismos). Este producto está indicado en todo paciente que presente deficiencia de anticuerpos . Otra alternativa es la antibioticoterapia (administración de antibióticos en forma prolongada). También son recomendables las medidas generales de higiene, alimentación y control del medio ambiente. En numerosas inmunodeficiencias el programa nacional de vacunación oficial y obligatorio deberá ser modificado por cuanto muchos enfermos no reconocerán a la vacuna como tal y por esto no obtendrán beneficios. Además deberá considerarse que según sea la deficiencia inmune, ciertas vacunas a microorganismos vivos (BCG, Sabin) pueden potencialmente generar una infección que dificulte su control. También, distintos medicamentos pueden ser utilizados en situaciones especiales, entre otros el interferón gama, corticoides, antimicóticos, etcétera. Para más información consultar a la página web: www.devzone.com.ar/idp/.
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