Año CXXXV
 Nº 49.640
Rosario,
miércoles  23 de
octubre de 2002
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Hoy se entregaría el conductor que en 1996 mató a Damián Bonavera
"Mi papá no está escapando de nadie"
Lo dijo el hijo de Ricardo Mateucci, a quien condenaron por el caso a cumplir un año de prisión efectiva

Sergio M. Naymark / La Capital

Marcos Juárez (enviado especial).- "Mi papá no se está escapando de nadie. Cada vez que lo citaron del Tribunal se presentó y recién ayer se enteró de la condena. Así que según me dijo, mañana (por hoy) se presentaría ante el juez". Con esas palabras Diego Mateucci se refirió a su padre, Ricardo Alberto Mateucci, el empresario de esta ciudad que a fines de la pasada semana fue sentenciado a un año de prisión de cumplimiento efectivo por haber causado la muerte de Damián Silvio Bonavera, el mes de mayo de 1996 en una esquina rosarina.
En la estación de servicios que desde hace cinco meses tiene con su padre, sobre la ruta nacional 9, Diego se prestó al diálogo muy conmovido por la noticia que alteró una vez más la vida de su familia. "Yo me enteré leyendo La Capital que a mi papá lo habían condenado y que había un pedido de captura. Pero creo que se puede apelar y que no está todo terminado", dijo con algo de optimismo.
"El estuvo aquí hasta la tarde del lunes y nadie lo vino a buscar, ni el periodismo ni la policía, ustedes son los primeros", le confió a este diario. "Hablé con el abogado de mi papá y él tampoco estaba enterado de la condena. Pero hoy me dijo que se iba a ausentar unos días, me dio unas indicaciones para llevar adelante el negocio y me aseguró que se iba a presentar", aseguró Diego.
Poco después de las 21 del 17 de mayo de 1996, Mateucci conducía un Ford Galaxy por calle Rodríguez. Iba en compañía de una mujer, y al llegar a Mendoza atropelló la moto que manejaba Damián Bonavera, de 19 años, quien murió tras 17 días de agonía. "El paró para auxiliarlo, pero como vio que venía una ambulancia se asustó y se fue", recordó ayer su hijo.
Por todos esos hechos, la Sala I de la Cámara Penal de Apelaciones, integrada por Alberto Bernardini, Ernesto Pangia y Eduardo Sorrentino, ratificó en forma dividida la sentencia de primera instancia sobre Mateucci y lo condenó a un año de prisión de cumplimiento efectivo y el pago de una indemnización a la familia Bonavera.

Empresario "sin fortuna"
En la casa de Sáenz Peña 1305 vive Mateucci junto a su segunda mujer y los dos hijos de la pareja, de 7 y 15 años. El mayor de los chicos ayer atendía el quiosco familiar cuando La Capital lo interrumpió. "Mi mamá no está, no se a qué hora vuelve. Puede ser que muy tarde", dijo el adolescente, que sostuvo no conocer la situación de su papá. "Hace unos tres o cuatro días que está de viaje y no se cuando regresa", expresó.
En tanto, los vecinos de Mateucci y los parroquianos del bar de la Sociedad Italiana (del cual el conductor condenado fue concesionario hasta finales de los 80) se mostraron sorprendidos al conocer la sentencia. Lo mismo que Alberto Picchio, el editor responsable del semanario Cambio 88 que desde 1996 sigue el desarrollo del hecho.
"Lo escuché hoy a la mañana en la radio y realmente me sorprendió. Yo lo veo a menudo porque somos vecinos. Hace unos 10 días me pidió un presupuesto porque quería comprar una computadora, pero después no lo volví a ver más", contó el dueño de una casa de informática ubicada a pocos metros de la vivienda de la familia.
En tanto, quienes tomaban el café de la tarde en la Sociedad Italiana dijeron haberse enterado de la noticia a través de este diario y trataron de reconstruir la vida del hombre que la Justicia de Rosario buscaba anoche. "Nunca tuvo fortuna en los negocios. Lo que pasa es que siempre le gustó la farra y despilfarró mucho en joda y mujeres", comentó un hombre entrado en años y conocedor de muchos de los habitantes de esta ciudad de 30 mil habitantes.
Primero la concesión del bar, después un supermercado cercano al centro de Marcos Juárez, un poco más acá en el tiempo otro supermercado en la vecina ciudad de Leones, luego el accidente que cambió la vida de Mateucci y una nueva etapa laboral. "Viajaba muy seguido pero nunca supimos que vendía en esos viajes", contó otro de los parroquianos. Desde hace cinco meses la estación de servicios que conduce junto a Diego, el mismo lugar donde estuvo hasta la tarde del lunes.
"Yo no te voy a confirmar oficialmente que tengo un pedido de colaboración para capturar a este hombre. Mucho menos que lo recibí el viernes. Yo hablo por los hechos y cuando sepa algo les voy a informar. Por ahora sólo sabemos que no está en los lugares que solía frecuentar". Así se expresó el comisario José Luis Azcona, jefe de la comisaría de Distrito de Marcos Juárez adonde el pasado viernes llegó el pedido de búsqueda de Mateucci.
Más allá del misterio policial, Diego confirmó a este diario que nadie lo había ido a buscar a su papá hasta anoche y repitió una vez más que "el no se está escapando de nadie, no tiene de que esconderse porque aquí todos saben que tipo de persona es".



La casa de Ricardo Mateucci en Marcos Juárez.
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