Quito. - El coronel golpista Lucio Gutiérrez y el magnate Alvaro Noboa, populistas de izquierda y derecha respectivamente, protagonizaron la más reñida elección presidencial ecuatoriana de los últimos años, corriendo hacia un papel de meros espectadores a los partidos tradicionales que gobernaron el país en el último cuarto de siglo y, a la vez, revelando la terrible fragmentación del voto que existe. Gutiérrez, el más votado, apenas superó el 20% de sufragios, con un 60% de abstención.
Cuando faltaba escrutar apenas el 4% del total de votos y habiendo reconocido su derrota el tercero en discordia -el socialista León Roldós-, Gutiérrez y Noboa deberán enfrentarse el 24 de noviembre en un ballottage en el que la estrategia de alianzas y la captación del voto independiente y, sobre todo, del voto indiferente, pasarán a tener vital importancia.
Gutiérrez, quien apoyó un golpe con apoyo militar e indígena que en enero de 2000 derrocó al presidente Jamil Mahuad, y Noboa, un empresario bananero y banquero multimillonario -es el hombre más rico del país-, deberán enfrentarse en la segunda vuelta en virtud de que ninguno logró la mitad más uno de los votos válidos en los comicios generales. De hecho quedaron a una distancia sideral del 50%: Gutiérrez obtuvo 20,32% y Noboa, 17,39% de votos.
Un 60% de abstención. Fue la figura destacada de los comicios y se trató de un voto castigo contra quienes manejaron los destinos de Ecuador en los últimos años y no supieron resolver los muchos problemas de un pueblo cada vez más empobrecido. Según el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el socialista León Roldós era tercero con el 15,49% de los sufragios, seguido por el ex presidente socialdemócrata Rodrigo Borja con 14,05%, el socialcristiano Xavier Neira (derecha) con 12,23% y el populista Jacobo Bucaram, del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), con 11,84%.
Partidos desgastados. Tanto Gutiérrez, como Noboa y Roldós llegaron para ocupar el espacio que movimientos como la Izquierda Democrática (socialdemócrata, del ex presidente Borja), el Partido Social Cristiano (derecha, del ex presidente León Febres Cordero) y la Democracia Popular (democristiano, del ex presidente Jamil Mahuad) no supieron aprovechar para construir alternativas.
No obstante la necesidad de captación de votos que tienen tanto Gutiérrez como Noboa, las estrategias expresadas parecen ser diametralmente opuestas. Mientras el coronel reiteró su invitación al diálogo a todos los grupos sociales y políticos, el empresario acudió directo a la confrontación con una frase más que fuerte: "O el comunismo del MPD que respalda a Gutiérrez, o la reactivación del agro", que él encarnaría.
Teniendo en cuenta que ambos candidatos no tienen estructuras partidarias que los respalden y tendrán minoría en el Parlamento, parece imposible no prever estrategia de alianzas y en ese sentido el panorama no es sencillo, al menos por el momento.
Borja dijo que la ID podría dejar en libertad a sus militantes, aunque no se descartaría un acuerdo no formal con Gutiérrez. Los votantes de Roldós manifestaron un desconcierto que imposibilita saber qué camino adoptarán.Gutiérrez parece tener un mayor campo de acción entre los partidos políticos del centro a la izquierda y los sectores sociales; Noboa profundizaría su populismo y su alejamiento de los foros.