La indignación se apoderó la tarde de ayer de los vecinos de Puente Gallego. Durante toda la jornada reclamaron a la policía que buscara el cuerpo de Carlos Alberto Mezano en el cauce del arroyo Saladillo, donde lo habían arrojado la noche del sábado dos muchachos tras golpearlo salvajemente. Pero dicen que nadie los escuchó. También reclamaban que prendieran a uno de los agresores, que "todo el día dio vueltas por el barrio", pero aseguran que tampoco obtuvieron respuestas. Entonces decidieron atraparlo ellos. Ante la turba el muchacho se refugió en la vivienda de un familiar. Entonces sí, poco después de las 18.30, llegó la policía. A caballos y en varios móviles ingresaron al barrio y provocaron una corrida cuando dispersaron a la gente disparando balas de goma y algunos gases en respuesta a la pedrada que los recibió. A las 20.15 todo se había normalizado. Algunos vecinos mostraban sus brazos y espaldas heridas por las perdigonadas, sobre la calle quedaban los cartuchos disparados y en una patrulla se llevaban disfrazado de policía a Daniel Alberto Papone Raineri, de 19 años y acusado por la golpiza a Mezano. En tanto, desde Jefatura, aseguraron que cinco uniformados sufrieron heridas leves por las piedras que les arrojaron y un par de patrulleros fueron dañados. El sábado a la noche Carlos Mezano, de 23 años, fue molido a golpes por dos muchachos en una plaza de Copacabana al 2800, cien metros al oeste de Ovidio Lagos al 8600. Una vecina que esperaba muy cerca de allí la llegada del 131 vio que antes de golpearlo, al muchacho le sacaron la ropa y después, "como si fuera una bolsa de papas", lo arrastraron hasta el arroyo. El domingo Damián Pinto, de 18 años, fue detenido por el episodio. Su cómplice escapó. Poco después del hecho, desde la seccional 18ª se informó que todo sucedió tras el robo que sufrió una mujer frente a la misma plaza. Pero el comisario principal Jorge Quiróz aseguró que "no está determinado si Mezano participó del hecho". Los mismos vecinos que anoche estuvieron a punto de hacer justicia por mano propia dijeron a La Capital que "a él lo robaron, Carlos no era ladrón". Mientras que desde la policía aseguran que "esto se encuadra en los códigos de un ajuste de cuentas". "En todo el día los únicos que vinieron fueron dos buzos que caminaron por la orilla del arroyo con una soga y un gancho. No se metieron al agua, no trajeron un bote ni rastrillaron como deben. Los baqueanos de la zona conocen el arroyo, han rescatado a más de un pibe ahogado, pero no los escuchan", relató anoche Miguel Mezano, tío del joven cuyo cuerpo sigue sin aparecer. Como si eso fuera poco, los vecinos del extremo sur de la ciudad vieron como Papone se movió por el barrio todo el día de ayer. "Llamamos mil veces a los policía y no vinieron a buscarlo", contó Gladys mientras junto a ella un muchacho mostraba su espalda perforada por los balazos de goma. "Entonces los chicos empezaron a buscarlo y fueron hasta su casa de Ovidio Lagos al 7600. Se escapó por los techos y vino corriendo hasta aquí", dijo la mujer señalando una casita que se levanta junto a la plaza donde Mezano fue castigado. "Ahí viven los Pinto (familiares de uno de los agresores) y cuando lo iban a sacar llegó la cana". "Lo sacaron disfrazado de policía. Yo escuché que una mujer policía le decía agachate y camina. Lo metieron en un patrullero y se lo llevaron", contó un pibe de unos 20 años con cartuchos verdes (utilizados para las postas de goma) en sus manos. "Para tirar contra la gente son buenos, pero no para buscar el cuerpo de Carlos" gritaba Norma entre la multitud de vecinos que se volvió a reunir una vez que la balacera concluyó y no había más policías en el lugar. "Nunca vienen acá. Y cuando vienen es para matarnos a balazos", dijo enojada. "Nosotros no queríamos hacer justicia por nuestras manos, pero estos pibes tienen cansado al barrio. El sábado golpearon para robarle a un pibe al que le dicen marplatense; balearon a un tipo y encima lo mataron a Carlos. Llamamos a la policía y cuando vienen los culpables somos nosotros. A el lo llevan protegido, después lo largan y a nosotros nos balean y nos dejan a la buena de Dios una vez más", rezongó la mujer.
| Los vecinos mostraron las perdigonadas que recibieron. (Foto: Néstor Juncos) | | Ampliar Foto | | |
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