Thomas Spieker
Bruselas/Dublín. - ¿Podría correr riesgo la tan publicitada ampliación de la Unión Europea (UE) a 25 miembros? En caso de que el "no" al Tratado de Niza triunfe en el referéndum celebrado ayer en Irlanda, la respuesta podría ser afirmativa, para desesperación de los eurofuncionarios de Bruselas. El comisario europeo de Ampliación, el alemán Guenter Verheugen (del socialdemócrata SPD, en el cargo desde 1999), no tiene dudas en asegurar que la respuesta que dieron los irlandeses en las urnas hará -en buena medida- que la actual Unión Europea pase a constituirse en un bloque de 25 o más miembros a partir de 2004. La jornada cívica se caracterizó por la alta participación ciudadana en las grandes ciudades aunque la participación en las áreas rurales fue variada. El resultado del sufragio irlandés se conocerá hoy. En la primera consulta popular, en junio de 2001, la población de la "isla verde" dio un "no" al Tratado de Niza, firmado en diciembre de 2000, y que abre la llave de la ampliación. En esa oportunidad un 54% de la población se manifestó en contra del Tratado. Según las encuestas previas a este segundo referéndum , el 42% de los 2,9 millones de irlandeses convocados a las urnas pensaba votar "sí" a Niza, lo que daría un respiro de alivio a Bruselas. La primera negativa irlandesa supuso un duro golpe para los "eurócratas" de Bruselas, que vivían todavía un momento dulce de euforia europeísta. El primer ministro irlandés, Bertie Ahern, tuvo, en esta última campaña por el "sí", una segunda oportunidad para convencer a sus compatriotas para que reafirmen el europeísmo del que siempre han hecho gala. Ratificar Niza significa -de facto- dar vía libre para que el bloque se expanda a diez países más, gran parte del Este y de Centroeuropa. En esa ciudad de la Costa Azul francesa se pusieron los cimientos, aunque para algunos son todavía insuficientes, para que la UE pueda, incluso con 25 miembros, llevar a cabo las reformas estructurales internas que le permitan seguir siendo funcional. Entre los objetivos a acometer figura que el Parlamento Europeo pueda, a partir de la primavera de 2004, acoger a los nuevos eurodiputados de los nuevos países miembros evitando la esclerosis funcional de la Eurocámara, que acabaría convirtiéndose en una verdadera Torre de Babel. Otro de los elementos a tener en cuenta desde la firma del Tratado de Niza es la necesidad de revisar el esquema de ponderación del voto de las naciones miembro en el seno del Consejo de Ministros, es decir a nivel gubernamental, donde se toman las decisiones de mayor calado político en la UE. Lo cierto es que hasta la fecha todos los Estados miembro, salvo Irlanda, han ratificado Niza. A falta de la firma de Dublín, el Tratado no puede entrar en vigor y la tan "cacareada" ampliación no podría comenzar según el calendario previsto. No obstante, los expertos en derecho comunitario tienen preparada -aunque no lo admitan en público- un sistema de "colchón de seguridad", un esquema de salvaguardia en caso de que los irlandeses vuelvan a pronunciarse negativamente. Desde Bruselas se desmiente que exista un denominado "Plan B" de contingencia para sortear un posible "no" irlandés para no dar la impresión de que, sea cual sea el veredicto de ayer en las urnas, en realidad desde el punto de vista técnico-jurídico daría igual. De todas formas, es un secreto a voces en Bruselas que desde algunas direcciones generales y departamentos jurídicos se especula cada vez más con la manera en que se podría neutralizar una eventual negativa irlandesa. Y es que desde el punto de vista pura y estrictamente jurídico, la aprobación del Tratado de Niza no es condición para poner en marcha el mecanismo de la ampliación. Podría ser posible, por ejemplo, negociar uno a uno con los futuros candidatos sobre las cláusulas de adhesión previstas en los actuales tratados y hacer así que las negociaciones (a nivel bilateral, UE-país candidato) sean finalmente vinculantes. No obstante, los Tratados de Adhesión tienen que ser sancionados por los respectivos parlamentos de los Estados miembro, y en ese sentido, los diputados irlandeses tendrían siempre en su mano la llave de la decisión final y eventualmente podrían enfrentarse a su población, dependiendo del resultado de este segundo referéndum. Desde el punto de vista teórico, las actuales reglas de juego en la UE siguen siendo válidas en caso de que se incorporen nuevos miembros. No obstante, con una Comisión -el Ejecutivo de la UE- que pasara de 20 a 30 miembros, la ponderación de voto en el Consejo podría llegar a ser un verdadero rompecabezas y un caos. En ese sentido, el Tratado de Niza evitaría el estrangulamiento funcional de la UE. El comisario Verheugen lo tiene claro: si los irlandeses vuelven a dar un "no" -asegura- "tendremos un grave problema". (DPA)
| El premier Bertie Ahern alentó a votar por el sí. | | Ampliar Foto | | |
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