Año CXXXV
 Nº 49.637
Rosario,
domingo  20 de
octubre de 2002
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Veneran las reliquias del fraile italiano declarado santo
Monseñor Bergoglio celebró la misa en honor al padre Pío de Pietrelcina

Una multitud de fieles colmó ayer la catedral metropolitana porteña para venerar el relicario con las vendas ensangrentadas del padre Pío de Pietrelcina, el fraile italiano que sufrió los estigmas de Cristo. La misa estuvo presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, quien destacó la humildad del sacerdote canonizado en junio pasado por el Papa Juan Pablo II.
"Era un fraile humilde, ningún sabio, por eso fue despreciado; pero era un hacedor de paz y tenía una capacidad nada habitual para el perdón", describió el purpurado porteño en medio de los aplausos de la gente.
Por su parte, monseñor Giuseppe Ruotolo, quien encabeza la comitiva oficial que trajo las vendas, leyó una bendición especial del Papa para los grupos de oración que se formaron en la Argentina.
La creciente devoción popular por el padre Pío, sobre todo por sus curaciones milagrosas, se hizo sentir en el templo catedralicio, donde los fieles -en su mayoría personas de avanzada edad- desbordaron sus costados y la nave central.
Tras la celebración eucarística, muchos se pusieron en fila para besar las reliquias y hacer su oración personal delante de la imagen del Santo.

Un relicario con vendas
El relicario con las vendas ensangrentadas por los estigmas, que fue traído por un grupo de sacerdote italianos, fue llevada luego hasta la parroquia Santa María de los Angeles, del barrio porteño de Saavedra, donde permanecerá hasta hoy, cuando sea trasladado a la parroquia Nuestra Señora del Rosario, de Pompeya.
Además de recibir los estigmas de Jesucristo en sus manos, pies y costado izquierdo, convirtiéndose en el primer sacerdote estigmatizado, el padre Pío se caracterizó por sus profecías.
Confesor de Juan Pablo II cuando aún era un sencillo sacerdote polaco, el religioso le anunció que iba a ser el sucesor de San Pedro, pero también le dio un presagio del atentado que sufriera en 1981: "Vas a ser Papa y veo sangre".
Francesco Forgione, más conocido como padre Pío, nació en Pietrelcina (Italia) el 25 de mayo de 1887 y recibió los estigmas el 20 de setiembre de 1918, a la edad de 31 años, con llagas sangrantes en las manos, en los pies y en el costado, que reproducen las llagas de Jesús crucificado.
Según la tradición cristiana, la gracia de los estigmas es dada a aquellas personas que se han configurado en tan alto modo con Cristo que participan de su dolor redentor de la misma manera que el Salvador en la Cruz.
El fraile, a quien se le había prohibido las apariciones públicas y distintos organismos negaron la veracidad del fenómeno sobrenatural, murió el 23 de setiembre de 1968 en San Giovanni Rotondo, como consecuencia de las llagas siempre sangrantes.
Las de las manos eran las más visibles, por lo que las llevaba vendadas (son las que visitarán el país) y ocultas tras sendos mitones. Estigmas que al morir desaparecieron, lo que para la Iglesia confirma su origen "místico y sobrenatural".
Fue el primer sacerdote en recibir esta gracia, dado que San Francisco de Asís, quien también se le hicieron visibles en el Monte Alvernia, no lo era por motu propio. (DyN)



Monseñor Bergoglio destacó las virtudes del santo.
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