Silvina Dezorzi / La Capital
"Rosario debe trazarse políticas de ciudad y de región, decir «vamos a producir este tipo de bienes», por ejemplo alimentos, y comprometerse a priorizar ese sector de la producción para que opere como locomotora de su economía", sostiene Oscar Madoery, especialista e investigador en desarrollo regional. Devaluación de por medio, hoy Rosario vuelve a preguntarse por su perfil productivo, una respuesta que no terminó de hallar incluso en mejores épocas. Madoery cree que la planificación de la ciudad "está debilitada", por lo que exhorta a definir "nuevas estrategias". Partiendo de ese déficit propone un desafío, del que no salva a nadie: "La ciudad reclama compromiso, algo que no está claro ni entre los empresarios, ni en los políticos, ni en el sector académico". -Después de las transformaciones que trajeron la crisis y la devaluación, ¿cómo quedó posicionada Rosario? -Con la salida de la convertibilidad y la devaluación hubo un cambio innegable en las reglas de juego de la economía. Pero todavía hay mucha incertidumbre e interrogantes sobre cómo evolucionará ese proceso. Porque no se manifestó plenamente, porque este es un gobierno de transición, porque aún no se acordó con el Fondo y habrá que ver qué pasa con Brasil. Lo cierto es que este escenario plantea reacomodamientos a los distintos sectores, donde aparece como un incentivo para la producción la sustitución de bienes importados. Muchos están ganando una nueva oportunidad de insertarse en el mercado interno o de ganar mercados externos. -¿Cuáles son los sectores mejor parados en Rosario? -La economía de la región es diversificada, pero algunos pueden tener mejores oportunidades, o al menos las están viendo más inmediatamente. Por ejemplo la industria de metales básicos, que está trabajando a full, exporta y atraviesa un período de crecimiento. Los alimentos también son un sector que se dinamiza rápidamente y es nuestra mejor carta de presentación en el mundo. -En vista de esos cambios, ¿debe cambiar la planificación estratégica de la ciudad? -Hay que aggiornarla, porque hoy está debilitada. Fue un esfuerzo interesante y valió la pena, pero esta ya no es la misma ciudad que hace unos años. Si para algo hay una oportunidad hoy es para que Rosario y su región, sus instituciones, sus líderes y sus responsables, establezcan nuevas estrategias que permitan optimizar esas oportunidades, darles más proyección y potenciar lo dado. -Los políticos, empresarios e intelectuales locales, ¿tienen capacidad para liderar estos procesos? -Más allá de algunas buenas experiencias aisladas, falta ponerse a la altura de las circunstancias. Rosario debe definir nuevas estrategias y asumir compromisos para impulsarlas, trazar políticas de ciudad y políticas de región, decir "nosotros vamos a producir este tipo de bienes", por ejemplo alimentos, y comprometerse a priorizar ese sector para que opere como una especie de locomotora de la economía. La ciudad reclama compromiso, algo que no está claro ni entre los empresarios, ni los políticos, ni el sector académico. Porque detrás de Barcelona o Porto Alegre, casos que nos seducen tanto, hay justamente una política de ciudad, una visión territorial del desarrollo. Cuanto más se definan las articulaciones, más se trabaje sobre encadenamientos productivos y el fortalecimiento de redes, más se fortalecerá al territorio, la región en su conjunto. Y ese es hasta hoy un grave déficit que tenemos. -¿En qué se traduce ese déficit? -Por ejemplo, en que la Universidad no trabaje más en programas vinculados a la economía regional, en que las empresas no demanden aportes a las instituciones de ciencia y técnica, como formación y capacitación en determinadas áreas. -¿No quedan demasiado diluidas las responsabilidades? ¿A quién le corresponde comandar ese proceso? -Es todo un tema. No se puede hacer sin la participación de varios sectores porque es un problema de articulación de políticas. Claramente deben estar la Municipalidad, los municipios de la región, la Universidad, los sectores empresarios más representativos y los más fuertes para traccionar la economía. En Rosario hay una agencia de desarrollo donde todos estos agentes están representados. Es un paso, pero aún hay un déficit sobre el compromiso asumido. -¿Y antes de esta crisis qué pasaba? -Ahí está, hubo entusiasmo, una visión edulcorada del desarrollo de la región. Había un escenario donde el municipio debía definir claramente su posicionamiento y estrategias. Pero como Rosario fue objeto de fuertes inversiones, con el puerto, la hidrovía, el puente, vivió ese proceso con una euforia desmedida, como si sólo a través de la infraestructura se explicara el desarrollo, sin articular compromisos para sacarles más provecho. Esa experiencia nos enseña cómo operar ahora. Porque en ese mismo tiempo crecieron el desempleo, los problemas de competitividad, etcétera. Uno puede decir: ahora que la crisis es tan grande, no hay estrategia local posible y hasta que se solucionen los problemas macroeconómicos no hay nada que hacer. O puede pensar que esos problemas van a estar siempre lejos de nuestra capacidad de incidencia y que ello no impide tener estrategias, obtener provecho de las circunstancias y restringir la incertidumbre. -¿Qué queda en pie de los eslóganes "Rosario Capital Cultural del Mercosur", "Eje del Mercosur", "Ciudad de Servicios"...? -Hubo un énfasis marketinero muy marcado, poco sustancial. Pero la estrategia se necesita, aunque en eso Rosario sigue siendo deficitaria: aún no asimila cuál es efectivamente su rol, qué perfil priorizar. Honestamente no creo que haya claridad, como sí pasó en otras ciudades, caso Rafaela. -¿Eso es posible en Rosario? -No se ha hecho, ¿no? En su momento asumimos hacerlo, pero un poco tibia, alegremente. Es en la ciudad, el territorio, la economía local, donde somos actores, no se puede mirar desde la tribuna. Si no lo creyera posible debería decir que no creo en mi trabajo. No va ser sencillo, pero si la crisis iguala a todas las ciudades, las estrategias de desarrollo local son las que diferencian. Si no, deterioraremos progresivamente nuestras condiciones. -¿Qué rol le cabe a la educación? -Fundamental, porque la concepción de desarrollo de una sociedad y una ciudad ya no se visualiza tanto a partir de factores tangibles, como la dotación de infraestructura, capital y servicios. En realidad, se explica cada vez más a partir de los compromisos, los liderazgos, el conocimiento, todos factores intangibles cuyos protagonistas son la gente que vive y se desenvuelve en ese medio, cualquiera sea su rol. Y transmitir esta idea del desarrollo local, de las economías solidarias, requiere a la educación, fundamentalmente al nivel superior, pero también a los inferiores.
| Para Madoery la educación es crucial para el desarrollo. | | Ampliar Foto | | |
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