Jorge Sansó de la Madrid / La Capital
En las próximas horas aparecerán en la Capital Federal nuevos afiches mencionando a Carlos Reutemann. Todavía presos del vértigo de alguna rotativa que los cargará con algún refrán de contraofensiva para batir al adversario en una guerra callejera que, por primera vez, se evidencia con la entidad que el discurso oficial le quiere restar en Santa Fe. El jueves 17 de octubre, Día de la Lealtad para los peronistas, su cara sonriente ganó la metrópoli con una sorpresiva pegatina firmada por la mítica agrupación Perón Vuelve, que orienta el gremialista Lesio Romero. Ese día, como era previsible, todos los precandidatos justicialistas realizaron actos conmemorativos en sus campañas pero Reutemann se les inmiscuyó desde los afiches en los títulos y crónicas periodísticas. Tal como Romero e Hipólito Barreiro le habían anticipado al gobernador de Santa Fe, cuando ambos conversaron la idea con él dos semanas antes y se fueron convencidos de que no les había desautorizado su iniciativa. Pero el verdadero éxito promocional llegó con las primeras luces del viernes 18. La sonrisa del Lole en los muros porteños apareció sellada por una faja con la consigna "Menem-2003" para regocijo de las nuevas caras que impulsan la candidatura del santafesino. La reacción menemista otorgó a los afiches (en lo que con excepción de un vago "Vamos Lole") no se aludía a la campaña presidencial en curso la necesaria entidad para que ambas cosas se relacionaran por sí mismas. Sirvió además para que partiera una segunda orden de imprenta y se generara una singularísima situación en las guerras de afiches que son tan afines a las campañas electorales. Esta vez existe una campaña, pegatinas, pelea de espacios, pero falta todavía el candidato. El jueves fatídico La ciudadanía en su conjunto desconoce, con excepción de las fechas medulares, todas las demás que integran un cronograma electoral y que van configurando los pasos necesarios para el cumplimiento legítimo del trámite conforme los plazos legales que lo rigen. Es por ello que, con excepción de los candidatos y sus equipos, pocos han advertido que el próximo jueves vencerá el plazo para inscribir candidaturas en las internas partidarias. Cierto es que las elecciones internas abiertas simultáneas y obligatorias decretadas por el gobierno se encuentran, literalmente, en tela de juicio. El fallo de María Romilda Servini de Cubría que declaró la inconstitucionalidad de la norma no está firme. Fue apelado por el gobierno y la mayoría de los especialistas se juegan a que tendrá carácter devolutivo. En otras palabras, que hasta tanto quede firme el fallo (que, suponiendo que la Cámara lo revierta, el menemismo ya anticipó que recurrirá en queja a la Corte Suprema) el cronograma electoral sigue su curso. Es decir, quienes imprimen afiches e intentan convencer a Carlos Reutemann que se decida a competir tienen exactamente cinco días para lograr su cometido. El jueves próximo el gobernador debería estar estampando su firma dando consentimiento a la inscripción de su candidatura presidencial. ¿Resulta verosímil el entusiasmo de quienes por estas horas imprimen afiches para responder a la pegatina de Menem? Hipólito Barreiro, de 73 años, fue médico de Juan Perón, embajador durante su gobierno y es autor del libro "Juancito Sosa, el indio que cambió la historia". "De venir a decir que Perón era indio tehuelche, o estoy loco o sé lo que digo" es la carta de presentación del hombre que en medio de los nones más reluctantes del gobernador llegó más lejos que ninguno en propulsar la candidatura de éste. No sólo logró la cuasi aprobación de los afiches sino que volvió con ellos triunfante a la Casa Gris y salió de ella dispuesto a más. Las entrevistas entre Reutemann y Barreiro no parecen, incluso, haberse agotado. Mantienen una relación de vieja data. En 1991 el rafaelino pidió una audiencia para decirle que se había equivocado en combatirlo al trabajar en el sublema de Iturraspe y se habría metido definitivamente en el bolsillo al Lole. Esa relación es la que ahora le permite opinar ante el gobernador que si éste hiciera una conferencia de prensa "diciendo que es candidato en ese preciso instante se termina la interna peronista", como le dijo el jueves procurando ablandarlo con apelaciones a urgencia que tiene el país de resolver sus graves problemas. ¿Qué consiguió Barreiro con su exhortación? Un ni que todavía es ni "Ustedes sólo miran la interna peronista, ¿se olvidan de que hay otros partidos?", les dice Reutemann a los interlocutores con los que habla últimamente dando la pauta de que una de sus hipótesis más antiguas todavía persiste en su pensamiento. Según ésta, ganando Menem la interna peronista -por el mecanismo que fuere, máxime si mantiene el control y la digitación directa del proceso-, podría perder la general. Un candidato con el 10 por ciento de los votos no alienta mayores expectativas y si ese hecho fuera capitalizado por un opositor (el Lole parece pensar en Carrió) el 2003 sería un año de alternancia. Ahora bien ¿cómo le iría a Carrió con un peronismo dominando el Congreso y la Corte Suprema, además de militarle socialmente en contra? Es una incógnita cuya respuesta parte de un piso que evidenciaría enormes dificultades. Para llegar a este escenario Menem, Duhalde y los demás candidatos de hoy del peronismo habrían quedado derrotados en las urnas. Carlos Reutemann sería el supérstite. ¿Para qué entonces los afiches y todo lo demás? En primer término ayudan a mantener una imagen que para entonces, durase lo que durase, el gobierno que suceda a Duhalde, debe llegar lo más entera posible en su capacidad de despertar expectativas. Pero esto no alcanzaría para justificar el entusiasmo de los Barreiro y compañía. "Al país le hace falta alguien como el Lole para refundar la República. A él no le preocupa ganar sino cómo hará para gobernar. Le decimos que debe llamar a una reforma constitucional para crear todo de nuevo que, además, es lo que pide la gente. En nuestra reunión del 17 lo advertimos algo más flexible. Creo que está en un ni que no es sí pero puede que tampoco un no", responde el viejo médico de Juan Perón y acota: "El enemigo no está en la interna. El único enemigo es el tiempo. El nene ya está naciendo, si Duhalde o quien fuera logra desviar esta fecha (el jueves) entonces tendremos más tiempo". Reutemann guarda silencio. Así como escucha a Barreiro recibe llamados de los duhaldistas y de los menemistas. A todos los escucha, a ninguno les responde todavía. Quizá la respuesta esté el jueves, como dicen los viejos peronistas.
| |