El argentino Pablo Chacón resignó ayer la corona pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), al ser vencido por puntos por el retador escocés Scott Harrison, en pelea a 12 rounds que se desarrolló en el Braehead Arena de Glasgow. El fallo unánime (dos tarjetas registraron 117-111 y otra 117-112), reflejó la superioridad de Harrison, aunque no tanto la pobre tarea de Chacón, que muy lejos estuvo de cumplir su pronóstico de noquear al escocés en el cuarto round. El mendocino fue una sombra del que le quitó la corona al húngaro Istvan Kovasc y que defendió con éxito ante los colombianos Edward Barrios y Víctor Polo. Más bien se pareció al púgil inexperto que fracasó en su primer intento mundialista ante el norteamericano Freddie Norwood, en su Mendoza natal. La pelea fue unilateral, con Harrison siempre en la iniciativa y Chacón trabajando de contra. Pero la gran diferencia fue que el local tiró golpes de campana a campana, mientras el mendocino lo hizo en cuentagotas. Y no es que el escocés sea un dechado de virtudes. Por el contrario, mostró los atributos y carencias que de él se esperaban, las de un típico exponente del boxeo británico, que aporta coraje y fogosidad pero sin luces. Sucedió que Chacón no encontró la medida, esquivó muchos golpes pero no se procuró los ángulos para neutralizar el mayor alcance del escocés, no castigó abajo para quitarle movilidad al rival y, lo peor, no tuvo un plan de pelea. Lo suyo fueron arrestos que le sirvieron para ganar un par de rounds, pero nunca para tomar el comando de las acciones. Y a la hora de buscar motivos para su pobre tarea no hay que olvidar dos cosas: nunca fue un amante de los rigores del gimnasio y se desvinculó muy cerca de la pelea del cordobés Carlos Tello para volver al entrenador de sus inicios: Ricardo Bracamonte. Chacón no lució cansado, pero una cosa es estar 10 puntos física y mentalmente, y otra es entrenar para dar el peso y sostener 12 rounds. La diferencia es que lo primero permite variar una estrategia en un desarrollo adverso, como el que le tocó ayer, y lo segundo sirve para durar, para aguantar. El nuevo campeón es casi con seguridad un pugilista que no hará historia. Mucho más en una categoría que cuenta con figuras como los mexicanos Marco Antonio Barrera, Erik Morales y Juan Manuel Márquez, los norteamericanos Johnny Tapia y Paulie Ayala, y el británico Naseem Hamed. Pero ayer fue claramente el mejor e hizo restregar las manos a los promotores británicos que ya lo tienen en carpeta para un choque con el irlandés y ex campeón mundial Wayne Mac Cullough. Para Chacón, en tanto, cabe la posibilidad del replanteo a los 27 años, ya que tiene condiciones y no sufrió mucho castigo. Su futuro, entonces, tendrá mucho que ver con sus ganas de asumir la profesión al ciento por ciento. Con esta derrota, el boxeador nacido en Las Heras, quedó con un palmarés de 44-3-0 con 31 nocauts, mientras que Harrison elevó su foja a 18-1-1 con 9 por la vía rápida. (Télam)
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