Muchas veces, se sabe, los resultados son mentirosos como buen jugador de truco. El partido de ayer puede inscribirse entre los miles de casos testigos que hubo y habrá en el fútbol. La distancia existente entre el 5 a 2 final y lo ocurrido dentro de la cancha fue muy grande. ¿Cómo se explica entonces tamaña diferencia? En que en el segundo capítulo All Boys se aprovechó de las grietas defensivas de un Córdoba que había modificado completamente su elogiable actitud inicial y en apenas ocho minutos le hizo los tres goles que quebraron la paridad.
Lo que se cuestiona es la chapa -abultada por donde se la mire-, no el nombre del ganador. Porque All Boys buscó siempre, remontó dos desventajas con los goles de Solchaga y Diz y, cuando se dio cuenta de que era poco el fútbol que tenía para ofrecer, echó mano a su coraje de guerrero antiguo para ir por la victoria a pura fuerza y empuje. Y Córdoba, en cambio, fue de mayor a menor. Jugó un primer tiempo que enloqueció a los 40 hinchas que lo acompañaron y después se quedó inexplicablemente.
En algún momento de la etapa final, justo cuando más necesitaba salir del encierro, pareció que el apetito ofensivo de los charrúas había sido anestesiado. Córdoba prefirió apostar todo al empate y, en ese afán, asumió un riesgo muy grande: con el viento en contra, le regaló el campo y la pelota al puntero del campeonato. Así y todo, a All Boys le costaba mucho generar peligro. Pero de tanto insistir, logró desnivelar tras un lateral -sí, un lateral-: Diz la peinó, la pelota dio en el hombro de Yocco y le quedó servida al infatigable Pedraza para el 3 a 2. Después, el local estiró la diferencia a través de Monje y Solchaga, aunque siguió sin encontrar la fluidez ofensiva de un equipo confiable.
Córdoba debe rescatar todo lo positivo que realizó en los 45' iniciales, en los que además de los dos goles pegó dos tiros en los palos (uno de Calabrese y el otro de Cárdenas) con el marcador 1 a 0 a favor. Gufanti, quien anotó la apertura con un golazo, tuvo a maltraer a sus rivales con esa gambeta larga que remite a la mejor versión de Nicolás Pavlovich. Calabrese manejó los tiempos, controlando el balón cuando hizo falta y utilizándolo con agresividad si la situación daba para ello, como cuando le metió esa asistencia espectacular a Petrovelli para que pusiera el 2 a 1. Y Petrovelli se sumó al circuito de ataque sin inhibiciones y con inteligencia.
Córdoba, al cabo, no pudo rematarlo en el primer tiempo, un poco por falta de fortuna y otro por sus fallas en la última línea, y después se dejó acorralar por su rival. Si corrige ese vicio, típico de los equipos humildes, tendrá resuelto el que acaso es su principal problema y su margen de error se achicará considerablemente.
Síntesis
All Boys 5: De Nicola 5; Groothuis 5, S. Ferreira 5, Pizzella 5 y G. Fernández 5; Monje 6 (80' Mirabet), Oreiro 5 (63' Vildozo), Pedraza 8 y Pasini 5 (70' Hue); Solchaga 8 y Diz 6. DT: Caruso Lombardi.
C. Córdoba 1: Camuglia 5; Valiente 4, Melli 4, Yocco 4 y Aira 5 (72' Marchano); Santos 5, Ferri 5, Cárdenas 6 y Petrovelli 6 (76' Brandán); Calabrese 7 y Gufanti 7. DT: Oscar Santángelo.
Cancha: All Boys.
Arbitro: Pablo Lunati (5).
Goles: 1' Gufanti (CC), 17' y 75' Solchaga (AB), 24' Petrovelli (CC), 42' Diz (AB), 67' Pedraza (AB) y 71' Monje (AB).
Recaudación: $ 3.150.
La Ciudad
