Año CXXXV
 Nº 49.637
Rosario,
domingo  20 de
octubre de 2002
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El Coro Estable festeja sus 60 años con un concierto en el teatro El Círculo
Cristián Hernández Larguía: "No nos permitimos bajar nuestro nivel"
El director cree en la cultura coral

U. G. Mauro / Escenario

"Desde la fundación del coro sostenemos a rajatablas un principio ético inquebrantable por que el bajo ninguna circunstancia nos permitimos bajar el nivel de nuestra propuestas", dijo a Escenario el maestro Cristián Hernández Larguía, director del Coro Estable de Rosario (CER), que por estos días celebra los sesenta años de su creación y lo festeja con un megaconcierto. La cita es hoy, a las 19.30, en el teatro El Círculo, Mendoza y Laprida, donde también actuarán otras seis coros rosarinos. La actuación del Estable tendrá la particularidad de que se sumarán, a sus 45 voces, la de unos 150 ex integrantes, en lo que se anticipa como uno de los momentos más emotivos de la noche.
-¿Es habitual que el Coro Estable celebre así sus aniversarios?
-El Coro Estable inició en Rosario la idea de hacer festivales de coros regularmente. Lamentablemente, la falta de apoyo de la ciudad y de los entes oficiales fue haciendo que merme la propuesta. Ahora, con motivo de los 60 años, quisimos volver sobre la idea y hemos invitado a algunos coros de Rosario.
-¿Cuáles son las grandes líneas en las que evolucionó el Coro Estable de Rosario?
-Para seguir la evolución del coro se debería revisar el repertorio; hubo momentos en los que interpretamos obras que marcaron los hitos de esta historia. Otra cosa que nos marcan los avances es el nivel de los directores que invitamos: Juan José Castro, Pablo Casals, Karl Richter, sin contar a los directores argentinos más importantes y a los titulares de la Sinfónica Provincial. También hemos variado el repertorio a capella, yendo de lo académico a lo popular. El último compact está dedicado a Stephen Foster y al negro spiritual y tenemos discos dedicados a compositores argentinos.
-¿Tiene muchos proyectos por delante?
-Hoy todo esto es como una gran máquina que afortunadamente funciona muy bien, pero lamentablemente en estos tiempos van disminuyendo mucho los apoyos. Habíamos pensado celebrar estos 60 años con un concierto sinfónico coral en el que se interpretara la "Misa en Do menor", de Mozart, pero eso implicaba un presupuesto del que hoy no disponemos.
-¿Qué siente cuando debe adoptar una decisión como esa?
-Por supuesto resulta doloroso. Este coro cumple 60 años en una ciudad que tiene 150, así que mire todo lo que compartimos. Es triste pensar que no se recibe apoyo, porque al fin y al cabo no hablamos de millones de pesos sino sólo de algunos miles.
-¿Por que el coro se llama "estable"? ¿Es una referencia a algo oficial?
-La verdad es que el nombre es engañoso; lleva a pensar que se trata de un coro municipal u oficial. Ese nombre se puso en una época en que los coros se formaban, digamos, para la ocasión y después se disolvían; desaparecían (risa).
-¿Es correcto inferir entonces que con los niveles oficiales se lleva mal?
-No (risa), de ninguna manera. Pasa que en líneas generales la política cultural de todos los gobiernos nacionales, provinciales o municipales tiende más a lo populachero, pero es una situación que debemos sobrellevar. A pesar de la situación, o casualmente por la situación, que atraviesa el país nos sentimos obligados a seguir trabajando por aquello de "al mal tiempo buena cara". Si nadie nos apoya para algún concierto, lo hacemos igual. Lógicamente esto limita, pero es interesante ver que en un momento en el que uno supone que debería tirar la esponja, al contrario la gente tiene necesidad de hacer cosas.
-¿Cómo se soluciona esa pérdida de nivel de exigencia que usted percibe?
-El problema es que el tema de la cultura está en manos de gente inculta. Alguna vez nos tocó, con el Coro Estable, ir a cantar a una escuela en la zona más carenciada de lo que se denominaba Pueblo Nuevo, hoy Villa Gobernador Gálvez. Allí cantamos lo mismo que en todas partes: música del Renacimiento, el barroco, romanticismo, Bach, folclore, negro spirituals, etcétera, como siempre, pero el público nos pidió un bis no con folclore ni con negros spirituals sino una fuga de Bach a cinco voces.
-Si los niveles oficiales y los medios retomaran la actitud difundir solo música de más alto nivel, ¿no sería otra forma de querer imponer algo?
-(Risas). Y... bueh. No es que yo sea partidario de difundir un solo tipo de música, pero por ejemplo la Municipalidad entra en competencia con los empresarios... Contrata a la misma gente que antes o después vienen por sus propios medios, un absurdo. Cuando se piensa que aquí se han pagado miles de dólares a gente de Buenos Aires, es indignante. Con esa plata se puede hacer muchísimo más con la gente de la ciudad. Quizás en algún momento alguien apostó demasiado a lo más intelectual y después las cosas se fueron por reacción al otro extremo, cuando, como siempre, la verdad suele estar en el equilibrio, en el medio.



Hernández Larguía asegura que la gente necesita cantar. (Foto: Néstor Juncos)
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