Sesenta años después de la batalla de El Alamein (en Egipto), una de las contiendas decisivas de la Segunda Guerra Mundial, veteranos británicos, australianos y neocelandeses acudieron ayer a honrar la memoria de sus muertos al lado de sus enemigos de antaño, alemanes e italianos.
Casi 200 ex combatientes rezaron ante decenas de miles de tumbas de los cementerios italiano, alemán y de la Mancomunidad británica (Commonwealth), en el lugar donde se libró ese combate, 100 kilómetros al oeste de Alejandría.
La lucha resultó encarnizada y con una violencia desesperada por parte de los dos bandos. Pero, los alemanes perdieron una baza que repercutiría hasta el teatro de operaciones ruso.
La mayoría de esos octogenarios dieron sepultura hace mucho tiempo a sus hostilidades del pasado.
"Ya nos sentimos animosidad por ellos. No, de hecho admiramos mucho a los alemanes", afirmó Ken Beamish, de 80 años, un artillero de la novena división australiana, cuya contribución a la victoria aliada en El Alamein fue determinante.
De vuelta a El Alamein por primera vez desde hacía sesenta años, Beamish se recogió en silencio delante de la tumba de un amigo en el cementerio de la Commonwealth, donde veteranos italianos hicieron una ofrenda floral a soldados aliados muertos en combate.
Mirando el desierto que rodea el cementerio, el ex artillero rememoró el escenario de hace sesenta años, con los tanques desplegados, la artillería y los camiones que entre todos levantaban una gran polvareda.
Mil cañones británicos comenzaron la batalla, la noche del 23 de octubre de 1942. Desde su atalaya Beamish veía un espectáculo de destellos de luces. "Era como fuegos artificiales gigantes", recordó ese hombre, que llevaba puesto un sombrero blanco alargado a los lados, como sus compatriotas.
A medida que los aliados avanzaban, se dio cuenta del alcance de la matanza. "Fui al lugar donde estaban las líneas de frente alemanas y era terrible. Miles de obuses habían caído y el sol actuaba sin miramientos con los cuerpos. Enterramos algunos", relató.
Admiración por Rommel
El veterano australiano asegura que admiraba al mariscal Erwin Rommel, que dirigía las tropas alemanas e italianas, estimadas en unos 90.000 hombres. "Era un buen soldado y después de todo, los alemanes combatían por unas ideas que creían justas", agregó.
Los aproximadamente 150.000 soldados aliados estaban bajo el mando del prudente y meticuloso mariscal Bernard Law Montgomery, cuyo hijo, el vizconde David Montgomery, asistió ayer a las ceremonias.
Keith Hansen, otro miembro de la delegación de los diez veteranos australianos, buscó las tumbas de cuatro de sus amigos cuyos nombres llevaba escritos en un trozo de papel.
"Son muchas vidas perdidas, pero en aquel momento era algo que había que hacer", dijo el ex miembro de la Royal Australian Air Force, refiriéndose a esa batalla.
Por su parte, Jean Perry, una enfermera del hospital australiano, recuerda la valentía de los soldados.
"Su principal preocupación eran sus camaradas" que murieron en el campo de batalla, dijo esta mujer que hoy tiene 82 años.
La batalla de El Alamein fue una de las más espectaculares de la historia. Casi 2.000 tanques participaron en ella.
Fue una batalla decisiva para los aliados y permitió la expulsión definitiva de las fuerzas del Eje del norte de Africa en 1943. Además, según los historiadores, fue el preludio de la debacle de los nazis en la interminable contienda de Stalingrado (septiembre de 1942 a febrero de 1943). (AFP)