Brasilia. - El candidato oficialista a la presidencia de Brasil dijo que si su rival izquierdista gana las elecciones, arrastraría al país a una crisis como la de Venezuela y Argentina, una idea que ha transformado en eje de su campaña y con la que busca superar una enorme diferencia en los sondeos. Pese a los temores agitados por Serra, los mercados de Brasil reaccionaron ayer favorablemente a nuevos gestos de moderación de su rival, el izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), quien ha asumido compromisos con políticas de rigor fiscal.
"Los sueños prometidos no fueron cumplidos. Los cambios en esos países no fueron seguros", dijo el jueves por la noche el candidato de la coalición oficialista José Serra, en alusión a la fracasada alianza de centroizquierda que gobernó Argentina hasta el 2001 y que terminó con una sangrienta revuelta popular, y a la controvertida gestión de Hugo Chávez en Venezuela. "Venezuela inclusive es gobernada por un político muy próximo al PT", dijo Serra.
Lula disputará la presidencia de Brasil con Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del saliente mandatario Fernando Henrique Cardoso, en una segunda y definitiva ronda electoral el 27 de octubre, tras haber ganado la primera vuelta por un amplio margen pero sin la mayoría absoluta.
Un reciente sondeo otorgó a Lula una ventaja de 30 puntos porcentuales frente a Serra, una diferencia que muchos analistas políticos creen que será muy difícil de revertir para el oficialista.
Pero la golpeada moneda brasileña, que perdió más de 35% de su valor en el año frente al dólar -una caída atribuida a la desconfianza de los inversores por la incertidumbre electoral-, recuperó posiciones ayer a 3,88 por dólar tras un cierre de 3,91.
Resignación al cambio
Operadores del mercado cambiario, que ayer realizaban sus transacciones en un clima de moderado optimismo, dijeron que había cierta resignación a la victoria de Lula y que la postura demostrada por el PT el jueves al lanzar un plan de reactivación del debilitado mercado de capitales repercutió favorablemente. En la presentación de las propuestas del PT para estimular el mercado de capitales, el coordinador del programa de gobierno de Lula, Antonio Palocci, dijo a inversores que su partido hará "lo que sea" para mejorar las cuentas fiscales de Brasil, incluso un aumento del superávit primario del país.
En otro intento dirigido a acabar con la desconfianza hacia el PT, cada vez más cerca de gobernar el país más grande y poblado de Latinoamérica, Lula mantuvo el jueves en la noche una cena con unos 200 empresarios y banqueros, tradicionalmente conservadores. Lula encarna la esperanza de cambios para una población afectada por un desempleo creciente y un lento crecimiento económico, en un país con alarmantes niveles de inseguridad en sus grandes centros urbanos. Sin embargo, también ha generado incertidumbre entre los inversores, que temen por la suerte del repago de la abultada deuda brasileña de 260.000 millones de dólares en caso de que la izquierda gobierne al país. (Reuters)
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