| | cartas Estadistas de propaganda
| Los argentinos nos quejamos de nuestro presente. Pero nosotros contribuimos a crearlo. Nuestra desgracia ha sido dejarnos deslumbrar más por la disposición teatral y la aptitud para las palabras que por la capacidad para los negocios públicos. Muchas veces nuestros votos se equivocaron de destinatarios, confundidos por el ruido que metían y el aparato mediático que desplegaban los candidatos. Hubo quienes en los spots televisivos y en las notas periodísticas parecían una verdadera apología del estadista y después hicieron recordar a los que riegan las calles de tierra, que hacen barro cuando hay sol y no pueden hacer sol cuando hay barro. El bombo podrá dar méritos postizos, pero no puede dar -ni quitar- méritos verdaderos, que no necesitan ser gritados para ser reconocidos. Algunos de los aspirantes a la presidencia de la Nación vienen anunciándose con bombos y platillos. Pronto tendremos que decidir quiénes interpretan acertadamente y han de ser capaces de llevar a la práctica lo verdaderamente justo y bueno para el pueblo. Nuestro futuro depende de cómo usemos en el presente nuestros derechos ciudadanos. De la mano de estadistas de propaganda nos iremos al bombo. Pueden figurar en los titulares de la prensa, pero otros escriben la historia. Carlos Alberto Parachú
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