| | cartas Canes peligrosos, hombres culpables
| Lamentablemente son frecuentes las crónicas referidas a ataques de perros de determinadas razas, como un reciente e impresionante caso de dos pitbull que asesinaron a un perro de la calle. Más allá de las consideraciones de índole científico sobre las características de cada raza, en lo cual no incurriré ya que no soy profesional en la materia, deseo expresar mi opinión personal respecto a la tenencia de dichos animales y llamar a una reflexión. Quien posee un perro como el pitbull debe ser absolutamente responsable por el cuidado del mismo, y no permitir que agreda a personas o indefensos perros como el caso producido en el parque Alem; pero más allá de ello deseo expresar mi profundo desagrado por el comercio de animales de raza como si fueran vulgares objetos lucrativos. El perro es el animal más fiel y compañero del hombre, lo enaltecen su nobleza y lealtad incondicional; ojalá quien nunca haya tenido un perro a su lado experimente el incomparable amor que transmiten, solamente dan y no esperan nada a cambio. En esta sociedad de valores subvertidos sería bueno que muchos humanos asimilaran al menos una porción de esas virtudes. En realidad mi testimonio no está dirigido a quienes se dedican a "comerciar" con animales tan nobles, sino a quienes canalizan su deseo de tener un perro comprando uno de raza: lamentablemente nuestra ciudad está llena de perros abandonados (los cuales casi sin excepción son absolutamente mansos e incapaces de hacerle daño a nadie). Por favor piensen en el acto de amor valiosísimo que implicaría adoptar a uno de ellos, y en especial a algún perro adulto. Oscar Criscenti
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