| | Análisis Las aguas vuelven a bajar "turbias"
| Susana Merlo
Aunque con un atraso de quince o veinte días, lamentablemente comenzó a cumplirse el pronóstico de una primavera lluviosa, con excesos hídricos que, según los especialistas, se repetiría en el próximo otoño. Y vuelven a repetirse las mismas situaciones sobre las cuales desde hace años se viene alertando Naturalmente hay hechos imprevisibles. Hay fenómenos climáticos extraordinarios que ni aquí ni en ningún lugar del mundo se pueden evitar. Pero lo que sucede en Argentina, y en especial en la Pampa Húmeda, es que muchos de los daños sí son evitables, tan sólo con que mediaran las decisiones oficiales para ejecutar las obras imprescindibles para encauzar y canalizar los excesos hídricos. Como eso no ocurre, año tras año se pierden cosechas, desaparecen productores, hay quebrantos en cadena, aumentan los déficits fiscales en las comunas y en general la situación se va deteriorando más y más. De hecho, analizando las lluvias del año pasado hasta el 10 de octubre respecto a las ya caídas este año, surge que en muchos casos las actuales precipitaciones todavía son inferiores a las de entonces. Sin embargo, los perjuicios ya están a la par. El caso es que el agua se acumula en el subsuelo, las napas suben, las lagunas se colman y las nuevas precipitaciones no tienen dónde almacenarse, desbordan y corren, arrastrando todo alrededor. No es lo mismo una lluvia de 100 milímetros después de un año de seca, que la misma precipitación cuando el suelo está saturado y la napa a flor de superficie, como ocurre ahora en muchas zonas. Las autoridades de las distintas provincias, mientras tanto, parecen tener otras "urgencias". ¿Nadie recuerda acaso la reunión de gobernadores de las cuatro provincias afectadas (Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe y Córdoba) que debía concretarse en marzo del año pasado y de la que debía salir el acuerdo integral para las obras imprescindibles? ¿Alguien sabe que ocurrió con eso? Ahora, ante un nuevo embate, otra vez la noticia serán las inundaciones, los noticieros pasarán minutos y minutos de gente en botes y de pedidos de leche, colchones y frazadas para los evacuados. Los diarios sacarán grandes fotos de tapa y las radios entrevistarán a cualquiera que se cruce con botas de goma. Una semana después cambiarán por otro tema y nuevamente las zonas inundadas serán un problema sólo para los afectados. Mientras tanto, las obras seguirán pendientes y a la espera de que mágicamente se entre en un ciclo seco y todo esto quede dormido hasta nuevo aviso.
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