Año CXXXV
 Nº 49.636
Rosario,
sábado  19 de
octubre de 2002
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Con el campo, Argentina tiene una salida

Angel Girardi (*)

Hoy el mundo tiene más de 6.100 millones de habitantes. Cada segundo que pasa hay 15 bocas nuevas para alimentar. Todos los fines de semana se suben al mapa más de 1.500.000 habitantes. Argentina, a este crecimiento escalofriante de la población mundial podría y debería alimentar.
En nuestro país tenemos 2 toneladas de granos por habitante y 1,5 vaca/habitante. El que lee estos guarismos y no está por estas latitudes puede pensar que acá estamos de parabienes. Lamentablemente la realidad hoy es otra. Aunque parezca de Ripley, en el país que con razón se llamó supermercado del mundo, hay hambre, desocupación y una profunda recesión.
Argentina es el principal desaprovechador de mecanismos existentes para mejorar la producción y comercialización. Cuando otros países invierten y aumentan sus servicios de investigación y capacitación, nosotros hacemos todo lo contrario.
En Aprocaboa, desde 1993 venimos luchando para jerarquizar la carne bovina argentina. Luego de años de trabajo con muchas idas y venidas se sancionó a fines del terrible 2001 la ley 25.507, del Instituto de Promoción de Carne Vacuna. Vemos con fastidio y preocupación que todavía no se haya puesto en marcha tan vital herramienta para toda la cadena ganadera nacional.
Por cuestiones de silla (espacios) se omitió el norte (rumbo). Es prioritario y fundamental en el Instituto definir el producto carne vacuna. Este debe hacerse poniendo hincapié en la naturaleza. En nuestra geografía a cielo abierto, donde nuestras vacas pastan libremente. En la calidad de nuestros rodeos, en la capacidad de nuestros hombres y en la profesionalidad e idoneidad de los frigoríficos habilitados.
Para lograr todo esto, la experiencia fatídica de la aftosa, no la debemos olvidar jamás. Por ello consideramos que en el instituto hay que trabajar mancomunadamente con el Senasa. Ambos ideando y monitoreando una trazabilidad que le confiera valor agregado a la producción y una adecuada evaluación y tipificación de redes hoy ausente.
Definido el producto, hay que producirlo con eficiencia. No podemos seguir produciendo en la meseta de las 2.600.000 toneladas carne res con hueso por año.
A la producción hay que venderla y aceptar y direccionar todo hacia la presión de la demanda. Es importante definir estos aspectos antes de ver cuánto se recauda, cómo se recauda, si es linda o es fea tal sede, etc., etc.
Usando convenientemente estos mecanismos y organismos existentes, podremos imponer más fácilmente la marca argentina en el mundo, y darle trabajo y comida a un sin número de connacionales que la están pasando mal.
Mucho se habla de los futuros candidatos. Quién sube, quién baja, pero poco escuchamos de propuestas serias y concretas para el sector agropecuario. Nos preguntamos ¿porque no poner un cupo mínimo en todas las listas de diputados y senadores con trayectoria probada en el terreno agropecuario?. Esto que también se extrapole a la industria. El campo no está contra la industria. El campo está contra el despilfarro, la inoperancia, la frivolidad. Llevemos gente exitosa y progresista a nuestro gobierno y todo cambiará.

(*) Presidente de Aprocaboa


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