Año CXXXV
 Nº 49.636
Rosario,
sábado  19 de
octubre de 2002
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De investigadores a emprendedores: el caso del MIT

Integrar la investigación al mercado a través de emprendimientos es uno de los caminos posibles para financiar el desarrollo de de nuevas tecnologías en una escala económica que permita soportar estos costosos procesos. El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), de EEUU, es uno de los pioneros en este modelo de trabajo, a tal punto de que actualmente está "exportando" su know how en la materia a distintas universidades del mundo.
Su propuesta se basa en lograr la alianza estratégica entre el medio académico y el concepto de emprendedor. John Vander Sande, director de una empresa de base tecnológica y profesor del MIT explicó a la revista brasileña "Pesquisa", la experiencia de ese instituto y de otras universidades como Cambridge y Singapur, en la que el MIT trabajó para introducir el "espíritu innovador" en los medios académicos. Esto es, según sus palabras, la capacidad de ver negocios promisorios donde la mayoría de los científicos "apenas ve una línea de investigación" y formar empresas de base tecnológica.
El especialista detalló los obstáculos con los que se enfrenta este sistema. "Al montar una empresa, el investigador tiene miedo de correr riesgos y no puede tener miedo al fracaso y también tiene que saber que algunos de los colegas de la universidad no lo van a ver de la misma manera después de abrir una empresa".

Las experiencias
Sande contó su propia experiencia. Es especialista en ciencia de materiales y se interesó por las disposiciones atómicas y sus efectos en los sólidos. En 1986 descubrió una "revolución en las superconductividad": observó que los compuestos de óxido de cobre se portaban como una nueva clase de superconductores más elevados que los antiguos superconductores. Según recuerda, fue un gran avance en el tema y la novedad rápidamente se publicó en la prensa. Allí percibió que no podía esperar el tiempo que tardaba una beca para seguir con el tema. Entonces redireccionaron los fondos que tenían, para lograr hacer cables con esos nuevos materiales. Con recursos del Departamento de Energía de EEUU y otras fundaciones, constituyó la empresa "American Superconductor".
"Este suceso modificó la estructura de enseñanza de la Universidad y le dio ese perfil de integración entre lo académico y el mundo de los negocios", indicó el investigador-empresario.
Para el especialista, la condición básica para que este tipo de procesos se puedan dar son las discusiones en el medio académico y un cambio de mentalidad. "Tiene que modificarse ese concepto que tienen muchos investigadores de seguir con mi matemática o física, no me incomoden con el mundo real", agregó.
Otro tema de importancia es cómo lograr el financiamiento para este tipo de iniciativas. Sande opinó que el fomento de estas nuevas empresas de base tecnológica viene de la mano del sector privado. "El gobierno debe recibir pequeñas propuestas y quizás dar algunos auxilios", dijo.
La pregunta acerca de si este tipo de integración es posible en Argentina, es un debate a darse tanto en la comunidad académica como empresarial, en pos de aunar los esfuerzos que tantas veces se reclaman para un trabajo común.


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