Rodolfo Bella / Escenario
Todo vínculo puede transformarse en un juego de dominación y poder. No siempre el más débil es sometido y la debilidad o la fuerza no radican inevitablemente en el cuerpo. La dominación puede provenir inclusive desde una situación de indefensión física, tal como sucede en "La brusarola", la obra que estrena hoy, a las 21.30, el grupo Punto T, de Rafaela, en el teatro Príncipe de Asturias del Parque de España. Con la dirección de Marcelo Allasino, la pieza gira en torno a la relación de una madre paralítica y autoritaria con sus hijos. El director contó a La Capital que a pesar de que la intención inicial fue reflejar la percepción del grupo de una problemática de su región, la obra trascendió las fronteras y se convirtió en un éxito en Buenos Aires. -¿Qué te llevó a cuestionar la cultura local? -Me interesaba generar una obra que tuviera un anclaje bien directo con el referente rafaelino, que nunca antes había abordado, pero en definitiva se habla de un tema universal. Siempre en mis obras hablo más o menos de las mismas cuestiones que tienen que ver con los sistemas de dominación y la perversidad de su uso. -También cuestionás algo muy arraigado como la cultura de la tierra y el trabajo -En realidad, la obra no habla solo del poder, sino también de la necesidad de la fantasía como salvación frente a estos modelos de poder. Sobre el desmantelamiento del mito de la tierra cargada de futuro, ya veníamos haciendo un anclaje en nuestra cultura ciudadana con esa lectura que tenemos de generaciones de creadores y poetas que siempre exaltaron los valores de los inmigrantes en favor del progreso y de una tierra que brinda sus frutos gracias al trabajo. Creíamos que era necesario plantear una mirada diferente y por eso hacemos una lectura de la tierra como un lugar que de alguna también condena. -¿Qué significa brusarola? -Es una palabra compuesta piamontesa: brusa es caliente, y el resto un apócope de parpaiola, mariposa. La usaban para nombrar el sexo femenino. También se usaba cuando tenían algún problema en la zona genital y con picardía, para referirse elípticamente a la excitación femenina. El vínculo con la obra es por las fantasías eróticas que tiene la hija adoptiva con el médico de la familia, lo que genera una cierta competencia entre ella y su madre. -¿El autoritarismo clausura toda posibilidad de futuro? -Sí, pero también decide un modelo sin consenso. Nuestra lectura es ácida con respecto a estas culturas inmigratorias que gracias al trabajo y el esfuerzo lograron construir un modelo económico próspero pero muy perverso. Rafaela es una zona muy rica, pero hay cuestiones de las cuales no se habla, sobre todo con características propias de los piamonteses que son bastante oscuras. -¿Cómo cuáles? -Cosas relacionadas con el uso del poder dentro de la familia, con decidir el destino, y con una visión bastante racista de otras clases sociales y otros grupos de personas que viven en esta zona, pero que no encajan en ese modelo de producción. Sin embargo, la respuesta es positiva porque el enfoque no es demasiado oscuro, sino de humor negro.
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