El ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, aseguró ayer que está en estudio un proyecto para instaurar un "servicio social" obligatorio por el cual los jóvenes de 18 años deberán donar parte de su tiempo, en un período estimado de seis a doce meses, para dedicarlo a tareas solidarias en áreas de la salud, de la construcción "y de todo aquello que hace a la comunidad".
El presidente Eduardo Duhalde señaló que la iniciativa "no es de ninguna manera para un gobierno de transición" y puntualizó que se trata de un proyecto que "está en estudio". Fuentes gubernamentales señalaron ayer que Duhalde "le transmitió al jefe de Gabinete (Alfredo Atanasof) que instruya al ministro de Defensa que el proyecto sobre la implementación de un servicio social obligatorio no es viable para un gobierno de transición".
El Servicio Paz y Justicia (Serpaj), que encabeza Adolfo Pérez Esquivel, advirtió que el proyecto de servicio social que deslizó ayer Jaunarena, busca "la militarización de la sociedad civil. Se olvidan que en Argentina se calcula que hay 3,5 millones de voluntarios que ayudan a los demás", manifestó la entidad de derechos humanos.
Jaunarena formuló el anuncio ayer durante la inauguración del Centro de Control del aeropuerto internacional de Ezeiza, y descartó de plano que el proyecto pueda vincularse con la reedición del servicio militar obligatorio abolido en 1995, aunque realizó el anuncio el mismo día en que Brinzoni auspiciara el retorno de la captación compulsiva de ciudadanos civiles por parte de las fuerzas castrenses.
El ministro admitió, sin embargo, fines militares en la iniciativa, porque "es posible que algunos, por vocación militar, puedan integrar los cuerpos de reserva", dijo.
Las afirmaciones de Brinzoni desde Chaco, donde defendió la "utilidad" que tuvo el servicio militar e impulsó un debate para redefinir sus condiciones que, admitió, se vieron "desvirtuadas", se deslizaron sinuosamente junto al proyecto "en estudio" que lanzó ayer Jaunarena.
El "servicio social" que hasta ahora cobija sólo como idea el Ministro de Defensa se apoya en el aporte obligatorio que deberían realizar los jóvenes de 18 años de su tiempo -estimado en seis a doce meses- para ser usado en tareas solidarias.
Solidaridad por ley
Se trata, dijo el funcionario, de "recrear el sentido solidario" y ampliar las bases para una estrategia de "contención" frente la fractura de la estructura económica y social de la Argentina.
El proyecto prevé que "todos los jóvenes, no solamente un sector, tengan la obligación de dar una parte de su tiempo, seis meses, un año, para el resto de la comunidad".
"No es el servicio militar obligatorio", aclaró con rapidez Jaunarena, quien descartó la posibilidad de que se recupere el régimen de conscripción, que Brinzoni defendió en la ciudad de Resistencia.
De progresar la idea que reseñó Jaunarena, la nueva organización del tiempo con que el Estado rediseñaría la vida privada de los jóvenes se compone de la prestación de "servicios sociales, ya sea en áreas de la medicina, de la salud, de la prevención de enfermedades, la construcción y en todo aquello que hace la comunidad. Nadie habló de (alojar a los jóvenes en) guarniciones militares", dijo, sin dar mayores precisiones logísticas y de infraestructura.
Jaunarena estimó también que el reclutamiento compulsivo de jóvenes para servicios que debe asegurar el Estado con su capacidad fiscal tiene, entre sus méritos, la "ventaja" de poder "controlar desde el punto de vista de la salud a toda una clase".
El ministro no aclaró si esas funciones serían rentadas o una carga pública, ni precisó si solamente involucraría a los varones, como la antigua colimba (corre, limpia, barre), o abarcaría también a las mujeres.
El primer intento
A fines de septiembre, Mario Oporto, director de Educación y Cultura, había anunciado la iniciativa con otro entorno que fue bautizada como "colimba educativa" y que apuntaba a incorporar a las filas castrenses a los chicos más desposeídos de la provincia de Buenos Aires. El proyecto -que según el gobernador bonaerense Felipe Solá, "aún no habría madurado"- apuntaba a que los jóvenes que terminaran el noveno año de enseñanza general y no se inscribieran en el polimodal podrían acceder a un sistema de aprendizaje de oficios en el Ejército. Los jóvenes serían albergados y alimentados durante un año, plazo en el que les daría adiestramiento físico y les enseñaría un oficio como carpintería o computación. Además se estimaba que el Ejército abonaría unos 150 pesos mensuales a cada chico, aunque no se había determinado si esos fondos provendrían de la Nación o del gobierno bonaerense.
Cuando se anunció a principios de este mes la primera de estas iniciativas, en Buenos Aires fue descartada, entre otras causas, por las dudas surgidas tras la muerte del cadete Segundo Cazanave luego de su instrucción militar, y por la fuerte resistencia planteada desde los gremios docentes y de la misma ministra de Educación, Graciela Giannettasio. (DyN y Télam)