Año CXXXV
 Nº 49.633
Rosario,
miércoles  16 de
octubre de 2002
Min 12º
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cartas
Sobre el debate del aborto

Me permito reflexionar sobre el tema del aborto a raíz de las distintas publicaciones que ese diario hizo recogiendo las opiniones de la edila Augsburger, el intendente Binner y el secretario de Salud Barbato. Dice la concejala Augsburger: "Las miles de muertes de mujeres jóvenes y sanas son el punto de partida para abrir el debate sobre un tema que por prejuicios morales y religiosos se pretende ocultar...". Nadie quiere su muerte pero no es ese el inicio del debate. El análisis es más profundo y como tal más difícil de transitar. Dice asimismo, refiriéndose al Programa de Procreación Responsable municipal, "...esta correcta y eficaz política de salud pública no alcanza a impedir la muerte como consecuencia de abortos sépticos". Tampoco alcanzan para acabar con el hambre la desocupación y otros males, los planes que desde el Estado se intentan. Lamentablemente existen diferencias entre ricos y pobres y no sólo se percibe en el tema del aborto. Mientras miles de niños se mueren de hambre, otros saludan al Pato Donald en Orlando. Esta brecha cada vez más profunda se la debemos al capitalismo y a la complicidad de nuestros gobiernos. Que la penalización del aborto favorezca un negocio es en todo caso un efecto colateral de su tipificación, de ninguna manera el motivo que el legislador ha tenido en miras al regular la sanción. Tampoco este puede ser el núcleo del debate. Poco importa qué soluciones dan a este tema los europeos porque en nombre de la globalización y de parecernos a los países desarrollados se han cometido grandes aberraciones y favorecido muchos negociados en nuestro país. Es preferible pensarnos y asumirnos tal cual somos aun a riesgo de ser tildados de subdesarrollados, atrasados u otro mote por el estilo. Tampoco es un tema determinante para analizar el tema del aborto que su despenalización no signifique "...ni un peso adicional como política de salud..", pues si para salvar una vida o para llevar adelante cualquier política que la sociedad considera valiosa resulta necesario gastar no un peso sino miles, el Estado tiene la obligación de hacerlo. Afirma la edila: "Tener hijos debe ser siempre una elección y nunca una condena...", a lo que agrego: si no fue una elección pero fue la consecuencia de un acto realizado con voluntad -es decir, con discernimiento, intención y libertad- sus autores deben ser responsables de ello. Nuestra sociedad debe primero preguntarse por la vida -intra y extrauterina-; su comienzo, su fin, su valor y su jerarquización cuando entra en colisión con otras cuestiones. La concejala Augsburger ha hecho este recorrido y ello se desprende cuando sostiene: "...Depende de una decisión de diputados y senadores que podrían salvar esas miles de vidas humanas..." Su valoración
-incongruente y emparentada con los que piden a gritos la pena de muerte- es clara: no hay vida o esa vida cede ante otras cuestiones que jerarquiza. Eso debe decirse y eso debe discutirse, de lo contrario el pretendido debate es persuasión para el desprevenido o más bien un engranaje del sistema autoritario para dominarnos aún más, mutilándonos la posibilidad de pensar y adjudicándose "claridad" para decidir todos.
Marcela Díaz


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