Año CXXXV
 Nº 49.633
Rosario,
miércoles  16 de
octubre de 2002
Min 12º
Máx 17º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Reflexiones
A pesar de los incorregibles

Pedro Wolkowicz

Tras los sucesos de diciembre de 2001 supusimos que nuestra ya maltrecha clase política iba a enmendarse, ya sea para demostrar que estaba a la altura de las circunstancias o al menos para satisfacer el mero fin de subsistir. Así lo creímos. Quizás nos inclinamos por el primer motivo para dar un contenido a nuestro devenir porque nos resulta inimaginable que un país prospere cuando su clase dirigente es corrupta y decadente.
Entonces apareció con fuerza Elisa Carrió, al lado de un Zamora aún creíble en su delirio, y vislumbramos una nueva forma de entender y manejar la política. Pasó el tiempo y se lanzaron las precandidaturas a la Presidencia de la Nación. En un primer momento nos pareció ridículo que ante una sociedad urgida de cambios morales se presentasen Adolfo Rodríguez Saá y Carlos Menem, símbolos de gobiernos autoritarios y corruptos. Hasta creímos que la misma clase política, que necesitaba de otra apariencia, los iba a defenestrar.
Pero nuestros políticos, que han demostrado ser incorregibles, comenzaron a darles apoyo con sus aparatos. Son tan incorregibles que según información de La Capital del 5 de octubre, sus legisladores cobran sobresueldos en negro. Apareció entonces Pierri para llevar en colectivos y mediante prebendas a gente necesitada de ellas para llenar los actos de Menem en la provincia de Buenos Aires.
Por el otro lado energía Aldo Rico apoyando a Rodríguez Saá, junto con el izquierdista Raúl Castells, el gremialista Moyano en el medio y al midista radical Melchor Posse al costado, en un cambalache que mezcla los opuestos.
Por último, la Carrió en lugar de formular serias propuestas de gobierno para desembocar con la mayoría del pueblo en un nuevo proyecto de país se dedicó, por un lado, a insistir en un indiscriminado juicio a todos los miembros de la Corte, que así perdía seriedad porque todas las sanciones son individuales y no por pertenencia a un cuerpo y, por el otro lado, junto con Zamora, a profundizar el trillado "que se vayan todos" que está demostrando a esta altura de las encuestas que solamente puede servir para que se "queden todos".
En el medio de todo esto se encuentra el pueblo argentino, que en el año transcurrido ha demostrado su estoicismo, su vocación de vivir en paz a pesar de haber sido diezmado en sus ahorros y, en lo que es más importante, en su posibilidad de una vida con mínimas esperanzas. Pero ahí está lo sorprendente, porque ese mismo pueblo no sólo soportó, sino que además actuó en positivo. Afirmó su patriotismo, en el sano sentido de esta palabra, en todas las circunstancias, aun las meramente deportivas, que en otras emergencias no hubieren suscitado igual reacción. Afirmó por parte de muchos de los que tienen, aunque no tengan mucho, su sentido de humana solidaridad hacia los que no poseen. Afirmó su vocación de querer trabajar, aun en aquellas labores que se consideraban de muy bajo nivel, para afirmar así la dignidad del trabajo.
Es por ello que, a pesar de los incorregibles, percibimos que el pueblo saldrá adelante porque ha demostrado que puede bastarse a sí mismo y sin necesidad de recurrir a la desesperada búsqueda de un mesiánico salvador. Solamente quiere un gobernante con sentido común y de reconocida honestidad. Quizás por ello las encuestas posicionan mejor que a nadie a Carlos Reutemann, en la medida que aparece con la idoneidad necesaria para establecer el marco que le permita desarrollar sus potencias.
Aunque ahora resulte difícil creerlo, no quepa duda de que un pueblo de tales características encontrará la forma de triunfar por sobre los incorregibles.


Diario La Capital todos los derechos reservados