Año CXXXV
 Nº 49.633
Rosario,
miércoles  16 de
octubre de 2002
Min 12º
Máx 17º
 
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Editorial
Falencias que deben evitarse

El fin de semana largo sirvió entre otras cosas para que se pusieran en evidencia determinadas falencias que la ciudad posee en materia de servicios, fundamentalmente aquellas vinculados con el turismo receptivo. Paradójicamente, mientras en el Ente Turístico Rosario (Etur) se mostraban exultantes por la cantidad de porteños y bonaerenses que habían elegido a nuestra ciudad dentro de la oferta nacional, ocupando casi la totalidad de las plazas hoteleras, en ciertos lugares fundamentales para agilizar su desplazamiento y poder conocer todo lo que se promociona no existió una infraestructura adecuada para contenerlos.
Basta para ello con revisar lo que sucedió en la Estación Terminal de Omnibus, donde centenares de personas quedaron varadas durante 24 horas sin poder retornar, o bien la sorpresa que causó a muchos el llegar a la Estación Fluvial y encontrarse con que no podían trasladarse a las islas porque se había decidido no prestar servicio de lanchas. Otro dato verdaderamente deplorable fue el estado en que se encontraban los parques el día lunes, luego de dos días en que la ciudadanía se había volcado masivamente hacia ellos, debido a la temperatura de verano. La falta de seguridad y de limpieza dejó como saldo depredaciones, grandes destrozos en el Jardín Francés en el parque Independencia y molestias a los visitantes por parte de grupos de vándalos que pretendían cobrarles "peaje" para acceder a determinados espacios del parque.
La lista de dificultades sería larga de enumerar; pero lo fundamental es que se pueda reflexionar hasta qué punto desde las distintas reparticiones se trabaja coordinadamente para que Rosario esté en condiciones de responder a lo que se difunde mediáticamente en distintos ámbitos del país. Aunque vale reconocer que se está atravesando por una crisis que impide volcar presupuesto y que también por ello las empresas de transporte no cuentan con la cantidad de unidades necesarias, esto debe obligar a trabajar con más rigor en la planificación y en la capacidad de resolución frente a eventuales contratiempos.
Lo que resulta inconcebible es que esos miles de turistas se vayan de la ciudad con una experiencia desagradable, sea porque debieron optar por visitas alternativas a las que pretendían realizar, o bien porque sufrieron agresiones y extorsiones. Se trata de ganar experiencia de estas situaciones para que no se repitan en el futuro. El desafío de que la ciudad se convierta en una excelente posibilidad de turismo sigue tan vigente como viable y todos los sectores deben comprometerse para concretarlo.


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