Año CXXXV
 Nº 49.633
Rosario,
miércoles  16 de
octubre de 2002
Min 12º
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cartas
"Los hermanos sean unidos..."

El pueblo es la fragua donde se forjan las naciones. Que nadie le dé la espalda, porque si el fuego de la nacionalidad que alienta esa fragua se apaga, ya no habrá Nación. Entonces lloraremos, pero será tarde. Sin embargo hoy estamos a tiempo. Por esto, el clamor que proviene desde lo más remoto del país nos dice: "No esperemos nada de afuera". Miremos hacia adentro. Tenemos riquezas naturales, tierra fecunda y potencial. Son muchas las manos abiertas que esperan herramientas para trabajar. Otórguenlas (quienes deban hacerlo) y comencemos a caminar. A quien quiera sojuzgarnos digámosle ¡basta ya! De pie, soberanos y dueños de nuestro destino, con los dientes apretados porque el esfuerzo será titánico; avancemos, pues resulta preferible apretar los dientes y crecer que no hacerlo, corremos el riesgo de que sangre hermana pueda salpicar la celeste y blanca. Sabemos que la falta de trabajo lleva al hambre y a la violencia, la línea es muy delgada. Recordemos al Martín Fierro cuando dice: "Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de ajuera".
Felipe V. Ficetti


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