Patricio Pron
En muy pocas partes del mundo el tiempo pasa tan rápido como en los Balcanes. Esta afirmación, popular en la zona, adquiere ribetes especiales tras la segunda votación para la presidencia yugoslava, realizada el domingo último. En ella apenas un 45,51% del electorado se manifestó, lo cual obliga a repetir las elecciones en un plazo no superior a tres meses. Es necesario, por lo menos, un 50% de participación para dar las elecciones como válidas. Yugoslavia, lo que es decir la endeble unión de Serbia y Montenegro, reafirma así lo que los observadores internacionales han apreciado en los últimos meses: toda el área se debate entre la consolidación de las instituciones democráticas, la lucha contra la corrupción y un proceso de reformas económicas que incluye la privatización de buena parte del sector público y la adecuación a una economía de mercado que, tras años de comunismo, aún es resistida por la mayor parte de la población. * Nacionalismo atenuado vs. europeístas. El actual presidente de Yugoslavia Vojislav Kostunica ha planteado su campaña en torno a la profundización de las reformas sin dejar de lado las tradiciones serbias -lo que equivale a intentar obtener mediante un tibio nacionalismo los votos que otrora le pertenecieran al actualmente encarcelado Slobodan Milosevic- mediante una "renovación religiosa" y espiritual y la "conservación de la herencia cultural" serbia. Miroljub Labus, viceprimer ministro de Yugoslavia, economista del Grupo 17 y su contrincante en las presidenciales, por su lado, propone una aceleración de las reformas que supongan mayor bienestar económico para la empobrecida población y tengan como meta acceder alguna vez a la Unión Europa, lo que equivale, en la región, al sueño de alcanzar un estadio de satisfacción económica y de pacificación política que no se viven desde el tiempo del Imperio Austrohúngaro (que se derrumbó al finalizar la I Guerra Mundial, en 1918). * Apatía electoral. Más allá de estas diferencias de contenido, los programas de ambos candidatos se parecen demasiado, lo que quizás explique la apatía del electorado serbio, que concurrió a las urnas en una proporción del 45%, inferior incluso al 56% de la primera ronda. Tras las elecciones del domingo pasado Kostunica permanece como el más votado, alcanzando una mayoría de 66,46% de los votos, mientras que la retracción de la participación puede deberse al llamado al boicot del ultranacionalista Vojislav Seselj, quien en la primera vuelta obtuvo -con el beneplácito de Milosevic- un sorprendente 23,24%. Seselj podrá participar de la próxima ronda, lo cual anuncia una nueva coalición entre nacionalistas moderados y liberales para evitar un ascenso del ultranacionalismo, lo que convertiría otra vez a la región en la caja de truenos con la que se la asocia a nivel internacional.
| El presidente Kostunica a la salida de la votación. | | Ampliar Foto | | |
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