| | cartas El ruido es salud
| Comienzo aclarando que no me refiero a las estridencias de los escapes libres de autos, motos y pequeños ciclomotores con caños de escapes tipo "boquilla", que al comprobar su paso lo único que consiguen es que nos acordemos de sus queridos antepasados. Deseo referirme al ruido que es producido por una industria metalúrgica que acaba de renacer, después de varios años de inactividad, en la zona sur de mi querida y agonizante ciudad. Me refiero a una mediana empresa que produce caños y perfiles. Escuchar el ronroneo de su tren de producción, confieso es un halago para mis oídos. Ver el movimiento de obreros en sus distintos turnos de trabajo, lo tomo como un índice esperanzador de un futuro mejor. Vi crecer a Rosario industrial cuando se le permitió a cada mecánico o tornero de barrio solicitar las maquinarias importadas necesarias para transformarse en un próspero empresario. El Estado nacional, a través de su banco industrial, importaba, por cuanto, al no exigirles garantía, se amortizaban mediante la producción realizada. Después, la liquidación de todas y cada una de esas empresas produjo el silencio de los mausoleos. Hoy, al reabrirse esta mediana empresa, asumo sus ruidos como salud, porque comienza a tener vida la ciudad con sus consabidos beneficios para patrones, obreros y el comercio en general. Edmundo Fernández
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