| | Editorial Un momento de dignidad
| Las Olimpíadas de Adultos Mayores, de las cuales el último sábado se realizó su VII edición en el parque Independencia, han adquirido una relevancia que merece reconocimiento. Porque se trata de una iniciativa que, año tras año, ha ido nucleando a mayor cantidad de abuelos, al tiempo de irse ampliando las actividades recreativas, competitivas y de integración. Pero quizás, el sentido de mayor valoración esté dado por esa constante inquietud y preocupación que han sabido sostener los organizadores hacia la vejez y que requiere ser emulada por cuanto organismo o entidades no gubernamentales estén vinculados a ella. Tal como se dio cuenta en la edición de La Capital del último domingo, participaron unas 1.700 personas de toda la región que prácticamente invadieron el parque y vivieron momentos de profunda alegría, algunos de ellos después de haberse preparado durante casi todo el año para este evento. Cuánto puede significar esto en una persona mayor es algo difícil de dimensionar; pero sí se puede señalar que, en estos últimos años, aquellos que pasaron a integrar la franja de la tercera edad han debido soportar afrentas tremendamente dolorosas para su condición humana. Basta para ello con observar la cantidad de personas que han perdido los pocos ahorros que habían logrado acumular para sobrellevar su última etapa de vida; o aquellos que deben hacer un verdadero arte con sus ingresos para poder cubrir sus necesidades básicas. Y ni imaginar la situación en la que se encuentran aquellos que no poseen una cobertura previsional y han quedado sujetos a las posibilidades de sus familiares, quienes a su vez son víctimas también de la profunda recesión que atraviesa el país. Porque además y aunque parezca obvio, es de recordar que los abuelos no tendrán posibilidad de recuperar o reconstuir lo que han perdido, como sí lo podrán intentar otras franjas poblacionales; de modo que prestar atención a su situación, a sus carencias y a sus necesidades más urgentes, tanto en lo material como en lo espiritual, será siempre un gesto que les devolverá dignidad. Y en este sentido, vale reiterarlo, las Olimpíadas organizadas por la Dirección de Deportes de la Municipalidad, junto a centros de jubilados, el Pami, vecinales y clubes han cumplido con el objetivo y sólo resta esperar de ellos mayores desafíos.
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