| | La UTA tiene más del 50 % del transporte capitalino
| Atilio Pravisani / La Capital
Santa Fe. - El servicio de transporte urbano quedó prácticamente cogestionado entre el sector privado y los trabajadores luego de que la semana pasada el empresario de cuatro líneas (1, 2, 5 y 6, que estaban de paro) ofreció a los choferes el control de los ingresos y el pago de los salarios con la recaudación, lo cual fue aceptado tras una asamblea. El ofrecimiento del empresario Rubén Tocci fue realizado en la Secretaría de Trabajo como una instancia superadora del conflicto, a la que se suman las líneas 3, 7, 8, 14, 9 y 16 que ya vienen operando con este sistema, permitido por ordenanza en virtud de la emergencia del transporte. Así, el gremio de la UTA tiene control sobre diez líneas del servicio. Las líneas en manos del sector privado son la 5, del mismo empresario, la 18 y la 13, cuyo recorrido funciona en el distrito Alto Verde. El secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Juan José Maspons, admitió hace unos días que si no se usa esta herramienta jurídica el transporte urbano santafesino "ya se hubiera caído a pedazos" y los vecinos de barrios alejados del centro no podrían movilizarse. El conflicto superado la semana pasada se había originado en la decisión de los choferes de las líneas 1, 2, 5 y 6 de paralizar el servicio por falta de pago. El sistema de concesión en la capital provincial comenzó a regir en 1994 y vencerá en octubre de 2004, pero nadie puede asegurar que pueda sobrevivir hasta entonces. El servicio ha ingresado en franca decadencia, desde el lamentable estado de las unidades sin mantenimiento ni limpieza hasta por la falta de control de parte del municipio a sabiendas de que, si fuera más exigente, tal vez muchas unidades tendrían que ser retiradas de circulación A esto se suma la notoria disminución en las frecuencias de los recorridos, lo que es más notorio en determinados horarios, sobre todo los fines de semana y feriados. Se conocieron cifras que describen el tobogán de la crisis por la que se desliza el servicio de transporte urbano en Santa Fe: en 1995 se cortaban más de 60 millones de boletos en las distintas líneas, cifra que actualmente descendió a unos 20 millones. Por otra parte, aun cuando el boleto de Santa Fe es uno de los más caros del país, los costos se incrementaron entre un 70 y un 300 por ciento. Pero a su vez, fueron creciendo servicios alternativos como el de remises, que invadieron la ciudad sin respetar las normas que, por ejemplo, prohíben levantar pasajeros en la vía pública; es tal el descontrol en ese sentido que los remiseros se paran y toman pasajeros incluso en la puerta del Palacio Municipal. En cuanto al problema estructural del transporte, Maspons afirmó que para el futuro habrá que pensar en alternativas superadoras, para lo cual mencionó otras ciudades del país donde no existen colectivos para la cobertura de este servicio y en cambio se usan pequeños micros o combis, con una notoria reducción de costos.
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