La Santa Sede está decidida a suavizar la línea dura adoptada por la Conferencia Episcopal de EEUU para frenar el escándalo de abusos a menores por parte de sacerdotes que ha sacudido a la Iglesia en ese país. El Vaticano, que ha estudiado a fondo el documento aprobado en junio por los obispos estadounidenses, cree que son necesarias correcciones para que no se vulneren los derechos humanos fundamentales, como la presunción de inocencia o el derecho a un proceso justo y otros aspectos contenidos en el Derecho Canónico. Las diferencias serán afrontadas esta semana en Roma.
Los responsables vaticanos de la Congregación de la Doctrina de la Fe, de los Obispos, del Clero, de los Institutos de Vida Religiosa y de los Textos Legislativos han examinado el documento aprobado en junio por la plana mayor de los obispos estadounidenses y creen que es necesario proteger mejor los derechos fundamentales de los acusados de abusos, tutelados por el Código de Derecho Canónico y por las normas jurídicas de los Estados. El punto de vista de la jerarquía vaticana es esencial, porque el documento debe recibir el visto bueno, de la Santa Sede.
El obispo Wilton Gregory es el más firme defensor de la tolerancia cero, como ya puso de manifiesto en la reunión al más alto nivel mantenida en el Vaticano en abril pasado. "Lo esencial es proteger a los niños de nuestro país", dijo entonces Gregory, y lo dejó muy claro: "Nos enfrentamos a la depravación humana, al pecado y a las psicosis del hombre, pero antes que nada sabemos que se trata de un delito".
Diferencias
Las diferencias entre el clero estadounidense y la Santa Sede parecieron evidentes ya en abril, cuando el responsable vaticano del Consejo Pontificio para la Interpretación de los Textos Legislativos, el español Julián Herranz, declaró que el Código de Derecho Canónico no requería ninguna modificación para endurecer las penas previstas contra los sacerdotes pederastas. Ahora, las diferencias son más claras. El Vaticano considera inaceptable la fórmula casi automática con la que, según el documento, un cura acusado de paidofilia debe ser apartado de su puesto, antes de haber sido condenado.
Los expertos de la Santa Sede sostienen que aceptar este "automatismo" viola el principio según el cual a un acusado se le presume la inocencia mientras no se demuestra la culpabilidad.
La jerarquía vaticana ha dejado entrever que el documento aprobado por los obispos de EEUU plantea además un problema de jerarquía de las fuentes de derecho, porque una norma de rango inferior (la del derecho local de EEUU), no puede derogar una norma de rango superior, la del derecho universal de la Iglesia.
El otro aspecto del documento que desagrada a la Santa Sede es la obligación introducida ahora de que el obispo denuncie ante las autoridades civiles al sacerdote acusado o sospechoso de abusos a menores. Para la Santa Sede, el obispo tiene una obligación "paternal" hacia el sacerdote de su diócesis y está obligado a asistirle. Eso sin olvidar el aspecto del perdón, una cuestión esencial en el catolicismo y olvidado completamente en el documento de los obispos estadounidenses. (Reuters)