Caracas. - El gobierno venezolano desestimó ayer la presión manifestada en la calle por más de un millón de personas y calificó de "antidemocrático" el plazo dado al presidente Hugo Chávez para que renuncie o convoque a elecciones adelantadas. Mientras el gobierno se mantenía inmutable, la oposición denunció que el oficialismo tenía un plan para atacar y "masacrar" a miles de participantes de la multitudinaria marcha del jueves, en caso de que se anunciara en el acto una huelga general.
El líder sindical Carlos Ortega cerró la manifestación del jueves dándole a Chávez hasta el miércoles de plazo para que dimita o convoque a elecciones adelantadas, amenazando con convocar una huelga nacional a partir del 21 de octubre.
El vicepresidente ejecutivo, José Vicente Rangel, dijo que exigir elecciones adelantadas es "peligroso" para la oposición ante la división que atraviesa. "Todo ultimátum es antidemocrático. Adelantar elecciones es peligroso para ellos (la oposición), porque se van a lanzar a una piscina sin agua", declaró.
"Mucho pueblo, la mayoría del pueblo está a favor de que Chávez siga en la presidencia", agregó en un intento por minimizar las protestas. "Aquí nosotros hemos hecho marchas similares. Eso es buena señal, que el pueblo esté en la calle. Hay mucho pueblo que está porque Chávez siga. Eso lo demostramos permanentemente", señaló.
Marcha oficialista
Rangel reiteró que el domingo el oficialismo realizará una manifestación en Caracas, para conmemorar los seis meses del "rescate de la constitucionalidad", al referirse a la reinstalación de Chávez en la presidencia después ser desalojado del poder por 48 horas a causa de una desobediencia militar.
A la vez, la alianza opositora Coordinadora Democrática se reunió ayer para seguir evaluando los mecanismos para poner en marcha una huelga nacional, el siguiente paso de la presión civil contra Chávez. (DPA)