Año CXXXV
 Nº 49.628
Rosario,
sábado  12 de
octubre de 2002
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Análisis
Los cambios en Brasil pegan en el agro local

Susana Merlo

El cambio de gobierno en Brasil, que ya provocó bastante conmoción aún mucho antes de las elecciones del fin de semana pasado, tiene gran impacto en la Argentina por varias razones. Por un lado, el principal y más voluminoso socio del Mercosur sigue siendo el principal cliente del país y, por otro, y aunque parezca una obviedad, es un "vecino", lo cual no es modificable. Por lo tanto, lo que allí suceda tendrá impacto en la Argentina y en el resto de la región.
Ahora, la duda se centra en cuales serán las primeras medidas del nuevo presidente que, probablemente, sea el representante del Partido de los Trabajadores (PT), Lula da Silva.
¿Cuál es la situación hoy? Por un lado, Brasil ya sufrió una fuerte devaluación lo que implica, entre otras cosas, una gran caída de la capacidad de compra de los brasileños y, simultáneamente, un marcado aumento de la competitividad de sus exportaciones.
En términos de Argentina, esto significa que, por un lado, hay una baja de la demanda de alimentos directos para consumo. También, por la misma razón, aumentan sus excedentes exportables que, al ser más competitivos (por el tipo de cambio) amenazan a ciertos rubros locales específicos como aves, cerdos, etc.. El tercer elemento grueso es que, sin duda, también competirán más aún con Argentina en terceros mercados, como el europeo y el estadounidense.
Tras la última fuerte devaluación brasileña, la situación es que, por un lado, comprarán menos, están en mejores condiciones para vendernos más, y aumentarán su competencia en terceros mercados.
Hay un cuarto elemento, que es la capacidad industrial alimentaria que tienen y la necesidad de dar respuestas laborales, que puede llevar en el corto-mediano plazo a una corriente de importación de materias primas, en gran medida granos para la molinería y las plantas de aceites que, tendría sobre Argentina un doble efecto: por un lado, una mayor competencia por los commodities, lo que puede favorecer a los productores locales con mejores precios, y el efecto contrario para la industria local que tendría mayores costos (que los previstos) por esa materia prima, lo que la puede descolocar de ciertos mercados.
Si a esto se agregan los anuncios de Da Silva sobre no imponer retenciones y habilitar líneas de crédito y prefinanciación para el sector agroindustrial brasileño, es justificado el alerta que ya se percibe en varios rubros argentinos.
A esta altura resulta obvio que el impacto será distinto según se trate de arroz, leche, frutas, carne vacuna, aves, cerdos, cereales, oleaginosas, o productos con algún grado de procesamiento como harinas o aceites, entre otros.
Sin embargo, la verdadera duda que hoy existe es "cuánto" se puede profundizar esta situación, ¿Habrá más devaluaciones?, ¿Brasil caerá en default?, ¿Cuánto va a emitir?. Y, de esas respuestas, dependerá el agravamiento o la mejora de la situación que ya existe hoy. De todos modos, Brasil seguirá siendo vecino y, como eso es irremediable, lo mejor es que le vaya bien y arrastre a la Argentina hacia delante, en lugar de lo contrario.


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