Granadero Baigorria. - Los bomberos de esta ciudad reclamaron la posibilidad de normalizar la situación institucional del cuartel y encuadrarse dentro de las normativas de los cuerpos de bomberos voluntarios. Aseguraron que el bono contribución que venden en la ciudad "está fiscalizado por un organismo reconocido por el juez de paz" baigorriense y que, por ende, "no se trata de algo trucho".
El cuartel de bomberos de Baigorria atraviesa desde hace dos años por una grave crisis producto de los encontronazos entre las sucesivas comisiones directivas y los diferentes bomberos que estuvieron a cargo del cuartel. Al día de hoy, los bomberos trabajan de hecho, sin reconocimiento de Defensa Civil y acusados por la última comisión directiva -a punto de perder la personería jurídica por falta de miembros- ante la Justicia de estar tomando el cuartel. Estos denunciaron a su vez a la comisión por "falta de transparencia en el manejo del dinero".
Rubén Fernández, un bombero rosarino a cargo de la dotación, negó que el cuartel esté tomado y afirmó contar con 800 firmas de vecinos baigorrienses que apoyan la tarea que están realizando. Cargó contra los integrantes de la última comisión directiva al decir que "no se sabe dónde está la plata que ingresaba de los aportes de 468 socios y de algunas empresas de la zona para comprar elementos y reparar la autobomba".
Falta de recursos
Los bomberos alegaron que para poder mejorar las pésimas condiciones del cuartel ("no tiene ni techo, no hay uniformes, no tenemos casi nada", se quejaron) comenzaron a vender señaladores y un bono contribución para el que se conformó entre vecinos "un comité fiscalizador con el aval del juzgado de paz" de la ciudad. "Ese órgano es el que controla la plata. Con lo que se va recaudando podemos ir arreglando la autobomba, que estaba tirada entre los yuyos", dijo Fernández exhibiendo dos fotos del vehículo, una anterior y la otra posterior a los arreglos. Además mostraron el comprobante de compra de la moto que se sortea.
Sostuvieron que ponen plata de sus bolsillos para el combustible y otros insumos, y aseguraron que los vecinos les reconocen su labor. A pesar de la irregular situación , muchos vecinos siguen con la costumbre de discar el 100 cuando necesitan algo de ellos. Siempre encuentran a alguien de guardia y los pedidos suelen ser atendidos. "El otro día -relataron- cuando fue la tormenta, tuvimos unas diez salidas. La gente nos llamaba por cables cortados, árboles a punto de caer o algún incendio de pastizales. Cuando nos llaman tenemos que responder y vamos con lo poco que tenemos".
Sin embargo, más allá de la voluntad que expresan estos muchachos por encuadrarse, su tarea no está avalada por la ley, cosa que los Estados provincial y municipal deberían normalizar, ya que podría haber muchas vidas en riesgo mientras las reparticiones encargadas de regular el tema y la Justicia contemplan las sucesivas y cansadoras peleas del cuartel.
La Ciudad
