A golpe de cacerolas, unos 30 ahorristas hicieron naufragar anoche la disertación que el presidente de la Asociación de Bancos Argentinos, Mario Vicens, debía realizar frente a un selecto grupo de empresarios en el restaurante Mercurio, bajo las instalaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario.
La protesta abortó el foro de Idea Litoral, en el marco del cual se había programado la cena-debate.
Sin saberlo, Vicens fue esperado pacientemente, pasadas las 20.30 de ayer, por dos grupos de personas: de traje, los empresarios lo aguardaron en el comedor, mientras que, disimulando las pancartas, un nervioso contingente de ahorristas acorralados se preguntaba en la vereda si alguien conocía la cara del banquero (sólo habían recibido una poco clara foto vía Internet).
Poco antes del incidente, Vicens llegó a tomar contacto con La Capital, y alcanzó a declarar como "una buena noticia" la reprogramación del vencimiento que otorgó ayer el Banco Mundial por 250 millones al gobierno nacional. No alcanzó a responder sobre el escándalo por corrupción en el Senado de la Nación, donde estarían implicados varios banqueros. Los ahorristas ya avanzaban por las escaleras del restaurante con pancartas y cacerolas en mano, y el banquero optó por correrse hacia el interior del salón.
Los empresarios presentes manifestaban un sentimiento contradictorio: "Veníamos a ver cómo restaurar el crédito para nuestras empresas pero al mismo tiempo siento la misma indignación de esta gente porque a mí también me robaron mis ahorros", apuntó el directivo de una conocida compañía.
Vicens no olvidará fácilmente su paso por Rosario. Primero, ingresó subrepticiamente al comedor de la Bolsa de Comercio (amparado en que nadie lo reconoció). A los pocos minutos, alguien les abrió la puerta a los caceroleros, quienes coparon el salón, desplegando pancartas y coreando consignas ad hoc.
Lucha mesa por mesa
Presagiando que la protesta venía para largo, los empresarios y el banquero comenzaron a desplazarse. El repliegue fue capitalizado por los ahorristas, que corrieron a los fracasados comensales hasta el sector de la cocina, donde se encerraron para no volver a aparecer.
Sólo los mozos y unas prolijas botellas de Atilio Avena cosecha 2000 fueron testigos del improvisado discurso de uno de los manifestantes, que se apropió del micrófono del lugar para tratar de "inmoral" al banquero que no pudo dar su conferencia sobre el crédito.
"Todo terminó, se canceló la cena". Un directivo de Idea intentaba calmar los ánimos de los ahorristas que ya a esa altura estaban en la cocina. Pero los manifestantes no estaban convencidos. Por esa razón, varios de ellos hicieron "ocupación territorial" de las mesas del restaurante.
Los ahorristas vigilaban cualquier movimiento de los hombres de traje, muchos de los cuales se fueron por la puerta alternativa del local, que también da a calle Corrientes. Otros recorrieron el interior de la Bolsa hasta aparecer por calle Paraguay.
Grupos de ahorristas salieron a la "caza" de empresarios. No para escracharlos, sino sospechando algún otro punto de encuentro. "Deben estar cenando en algún otro lugar", respondió desconfiada una ahorrista en la puerta de un hotel céntrico, que no podía creer que el banquero ya hubiera partido raudamente para Buenos Aires.
Otros continuaban montando guardia frente al tradicional restaurante rosarino, que ayer vivió un momento digno de los grotescos de las películas de Fellini.