Año CXXXV
 Nº 49.625
Rosario,
martes  08 de
octubre de 2002
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Las debilidades del dólar estable

Juan Carlos Cagnoli

En los últimos meses es frecuente encontrar ensayos intentando una metodología adecuada para determinar un valor "razonable" del dólar. Algunos determinan su precio en función de la base monetaria, dividiendo ese valor por las reservas del BCRA. Claro que esa relación es de una fragilidad extrema, pues si la Argentina paga deuda con sus reservas esa relación se vería seriamente afectada.
También habría que tener en cuenta en ese cálculo los depósitos reprogramados (Cedros) y esto enciende una señal de alarma, porque los bancos deberían empezar a devolver esos fondos en pocos meses y no cuentan con recursos suficientes. Así pues, el BCRA deberá asistirlos con redescuentos (emisión). Quizá algunos opten por el canje por los nuevos bonos, en su afán por recuperar dólares aunque más no sea en el 2013, pero los ahorristas preferirán pájaro en mano que cien volando y seguirán reprogramados.
Si hay emisión para pagar los Cedros, ¿qué hará el público cuando los cobre? Seguramente un porcentaje importante se pasará al dólar. Tal vez en el corto plazo intenten disuadirlos con descomunales tasas de interés en pesos para contener el dólar pero esa burbuja tarde o temprano explotará. ¿Valdrá la pena tomar ese riesgo?

El otro corralito
Y como si todo esto fuera poco queda otro corralito, el de la deuda pública (Bontes, Bocones, Letes, etc..), el mayor de todos. Para pagar las deudas el gobierno debe generar recursos genuinos y comprar los dólares necesarios para pagar, ya que por más que unilateralmente hayan pesificado parte de la deuda, hay miles de presentaciones judiciales pendientes que cuestionan esa arbitrariedad, y por lo demás los acreedores externos no lucen dispuestos a aceptar Lecop ni patacones. Cuando comience a pagar, el mismo Estado presionará sobre el valor del dólar.
Hoy la divisa norteamericana está contenida con tasas de interés elevadas en pesos y sobre la base de un "equilibrio fiscal" mentiroso, ya que no cumple con sus compromisos de endeudamiento, pues si lo hiciera, la cosa no cierra por ningún lado.
Quienes disponen de recursos excedentes, usualmente llamados ahorros, los han atesorado por distintas razones, pero pueden separar en dos grandes grupos: quienes consideran que sus ahorros deben generar una renta adicional y por lo tanto lo consideran un recurso invertible, y quienes ahorraron por razones de precaución para contingencias difíciles.
Para los primeros, las tasas de interés en pesos son muy tentadoras y las de corto plazo insólitamente positivas, por lo que pueden obtener una rentabilidad apreciable pero con el ineludible riesgo cambiario. Será cuestión de estar atentos para escaparse a tiempo y que no les vuelva a pasar lo del corralito. Pero para los segundos, con cierta aversión al riesgo, la cosa cambia sustancialmente.
Lavagna dice: "los que hoy compren dólares los van a vender más baratos luego". La verdad es que cuesta creerle, salvo que piense en no pagar nada a nadie y eso se sabe que a la larga es imposible, además de inmoral. Alguna vez habrá que negociar con los tenedores de deuda.
En estos meses Lavagna vino zafando, pero se están trasladando los problemas al gobierno que viene. Un ejemplo son los diferimientos de pagos al FMI y otros organismos. Con esta estrategia hasta ahora alcanzó para ir tirando, pero la gente sigue pensando que el dólar (euro u oro) es la única reserva de valor en el largo plazo, siempre y cuando no queden a mano del político de turno ni en un banco.


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