Año CXXXV
 Nº 49.625
Rosario,
martes  08 de
octubre de 2002
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cartas
En recuerdo del padre Pizzi

Tener que hablar de la personalidad y carisma del padre Pizzi me llevaría muchas hojas. Escribiré solamente algunos recuerdos que me vienen a la mente. Comencé a trabajar en mi querido colegio Cristo Rey el 3 de noviembre de 1977 y tuve el honor de que él me recibiera ese primer día. Desde ese año hasta sus últimos días, jamás vi un enojo. Con sumo respeto siempre se dirigió tanto al profesional como al mendigo. Tampoco se negó a atender a quien requería ser escuchado o tender una mano al necesitado, se quitaba lo puesto para dar y ayudar al prójimo. Su actividad como director de escuela primaria en los turnos mañana y tarde lo tenía permanentemente en actividad. También daba clases, atendía la capilla y por la noche realizaba sus trabajos de investigación observando los astros en el planetario del mismo colegio junto a alumnos y colaboradores. Un dato admirable que recuerdo es que el padre Pizzi durante 18 años cuidó a un mendigo. Era sorprendente ver cómo curaba personalmente sus piernas ulceradas y con qué empeño lo cuidaba, lo hacía bañar y cambiar de ropa. El padre Pizzi era una persona que no sabía decir no, muy humilde como nuestro santo patrono San José de Calasanz, no le gustaba recibir elogios, siempre toda su generosidad la practicaba en el anonimato. El amor también fue una virtud que el padre Pizzi brindó a todo el personal de la escuela. Pido al Señor que ilumine a los padres escolapios, para que sigan este ejemplo que es digno de destacar y poner en práctica. De esa manera el padre Pizzi se sentirá regocijado de que en la Tierra haya dejado hermanos que continúen representando a San José de Calasanz.
DNI 5.336.998


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