Silvia Carafa / La Capital
Firmat.- León Gieco piensa, siente y canta en la misma dirección. Quizás esa coherencia sea el secreto, porque la gente quiere saldar cosas con él: alguien le dijo un día que hacía treinta años que quería darle un abrazo. Plural por donde se lo mire, concibe al mundo entre todos y a la música circulando por los hilos de la vida que es decir por la sangre. Los alumnos de la escuela "Roque Vassalli", del barrio Centenario, pusieron el nombre de León Gieco a la sala de música. De paso por esta ciudad para actuar, Gieco pasó a saludar a los chicos y la escuela fue una fiesta. El músico terminó cantando para los alumnos algunas de sus canciones más conocidas. Gieco, en charla con La Capital, anunció que editará un disco triple en vivo y otro junto a Mercedes Sosa y Víctor Heredia junto a músicos invitados, con el objetivo de rescatar lo que fue en los 80 la nueva canción latinoamericana. -¿Por dónde pasa el borde entre un género popular genuino y los inventos musicales para vender masivamente? -El año pasado la gente repetía "estoy viviendo con un chabón" ¿eso es genuino dentro del género? Algunos grupos tienen el contrapremio de desaparecer a los dos años, aunque hay cantos con letras pobres que van quedando. -La gente también repite "sólo le pido a Dios...". -Eso es otra cosa, es una elección de la gente que toma algo y la inserta en su vida; me hacen sentir como de la familia, sus vivencias y mis canciones. -¿Cómo se construye esa vigencia en el canto popular? -Siendo como uno es. No hago nada extra. Pero la gente percibe el compromiso por la vida que está más allá de las canciones y lo respeta. Yo hablo de todas las cosas que producen vida, o toco para alguien enfermo, o pongo un disco para los indios de Chiapas o los tobas. Tratamos de comprarles tierras y elementos como hachas y martillos para dárselos en mano propia para que no desaparezcan. Yo no dono algo y me voy, sigo en la lucha y siento que no tenemos que caernos. -Usted dijo que fue la música la que despertó el interés por conocer los destinos de la gente. -Cuando uno es chico toca por vanidad para sentir los halagos, eso me lo hizo vivir mi pueblo hasta los 18 años, junto a mi papá que era mi gran inspiración. Al llegar a Buenos Aires vi que estaban pasando cosas pesadas como el mendozazo, lo de Trelew.., esas cosas las sentía en el estómago, y entonces volqué toda esa impotencia en mis primeras canciones. Yo había ido a cantar, no sabía que iba a sucederme eso; ahí saqué mi primer disco y comenzó mi preocupación por la gente. Un día que tomé un taxi el conductor lloraba porque a la hija la habían atropellado y estaba en el hospital, le dije "vamos a verla". El señor dijo que eso haría que le prestasen más atención, fuimos, hablé también con los demás enfermos, cuando continuamos el viaje el tipo cambió totalmente, ya se reía conmigo. Mucha gente no "escucha" nada de lo que les pasa a los demás. Todo ese sentir está volcado en las canciones, y la gente lo toma, lo respira, porque las canciones están compuestas por letra, música y alma. Sino cómo se explica que la gente escuche canciones en inglés y se emocione, o que me haya gustado Bob Dylan a los 11 años sin saber quién era. -Una especie de empatía que circula a través de la música. -Claro. Uno transmite el alma en las canciones. Dicho por Atahualpa Yupanqui, "uno canta con la propia vida". Eso es lo genuino, eso es no mentirse. -"De Ushuaia a la Quiaca", "Bandidos rurales", ¿cómo es ese trabajo de bucear en la memoria y la realidad de la gente? -Esto parte del sentimiento de ir a aprender de la gente del interior. No tener la arrogancia de pensar que se va a rescatar ni salvaguardar nada, nosotros fuimos a comer asados, chivitos y a disfrutar con los músicos del interior y conectamos con la sangre. Gracias a esa actitud, y sin habernos ido por lo intelectual, logramos algo que hoy se enseña en los colegios. -¿En qué está trabajando? -Quiero hacer un disco recopilación, con temas que la gente pueda disfrutar mientras viaja, canciones como "Río y mar", "Todos los días un poco", "Donde quedan los sueños", por ejemplo. También estoy haciendo un disco triple en vivo que me va a llevar un tiempo y estoy componiendo algunas canciones. También estamos en hacer un disco con Mercedes Sosa y Víctor Heredia, por toda Latinoamérica con artistas invitados para rescatar la nueva canción latinoamericana que tuvo un gran auge en el 85. -¿Algunas de sus canciones están más cerca de su corazón por algún tema en especial? -Puede ser "Donde quedan los sueños", que habla de alguien que se va a morir; la muerte es para mí algo más misterioso que el arte y que todo lo que hay sobre la tierra. Esa es una canción que me tiene cerca. -¿Cuándo no está buscando melodías qué músicas lo conmueven? -Busco escuchar algo que me pueda conmover. Me conmueven cosas clásicas como James Taylor, los Beatles, Sixto Palavecino, el Cuchi Leguizamón. Después agarro cualquier cosa, folclore americano, argentino, Peter Gabriel, y copio en un CD los temas que me llegan hondo.
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