Para los historiadores la celebración del Día de Rosario el 7 de octubre intenta reemplazar la inexistencia de un acta fundacional de la ciudad. No obstante, no han sido pocos los intentos de desvincular esta fecha de los festejos religiosos. Los primeros surgieron ni bien despertó el siglo XX, y generaron tanta polémica que recién en 1940 la Legislatura santafesina declaró feriado el 7 de octubre. La conjunción del Día de la Virgen y el de Rosario surgió en el siglo XVIII. "Desde que la actual ciudad comenzó a formarse en torno a la capilla habilitada en el año 1731, los rosarinos acostumbraron celebrar como su día el de la Virgen del Rosario, refiriéndolo al primer domingo de octubre", sostiene Juan Alvarez. Es más, hasta los gobiernos que se mantuvieron distantes de la Iglesia, como el de Nicasio Oroño, destinaron partidas para esta celebración. La ocasión no pasaba inadvertida. El 7 de octubre era la oportunidad que las damas aprovechaban para estrenar sus trajes de verano, tal como esperaban al 25 de Mayo para presentar los de invierno. Pero a comienzos del siglo XX, hubo ánimos de cambiar esta historia. Según Alvarez, "las autoridades municipales comenzaron a insinuar la conveniencia de que Rosario festejase la fecha de su nacimiento reconociendo como fundador a un Don Francisco de Godoy", atando el origen de Rosario al 4 de octubre de 1725. Así, en 1902, la avenida Godoy tomó su nombre y, años más tarde, comenzó a llamarse barrio Godoy al vecindario situado en el oeste de esta arteria. No obstante, los fundamentos para atribuir a Godoy la fundación de Rosario nunca se confirmaron. Es más, hay quienes afirman que este personaje ni siquiera habría existido. Pero tanto como sumó detractores, Godoy también tuvo adeptos. Y, según relata Alvarez, hasta "a un animoso comerciante" se le ocurrió poner en circulación tarjetas con su retrato "que resultaron copia fiel de otro del poeta José Mármol existente en el Museo Histórico Nacional". Quizás como una manera de saldar esta polémica, en 1924 se intentó designar Día del Rosario al 27 de febrero, fecha en que Manuel Belgrano enarboló la bandera argentina. Y en 1925, cuando se acercaba el pretendido bicentenario de la ciudad, el Concejo aprobó una ordenanza salomómica: declaró el 4 de octubre como fecha memorable pero justamente ese año caía cuatro el primer domingo de octubre, o sea el Día de la Virgen del Rosario. Y la solución no fue definitiva. Nuevamente, en 1934, se aprobó un mensaje de la Intendencia consagrando el Día de Rosario el 7 de octubre. Eso sí: la norma aclara que su objetivo es sólo que la ciudad salga de su "anonimato", y no descarta futuras modificaciones. Finalmente, en 1940 la Legislatura provincial declaró feriado al 7 de octubre. Y el día de la ciudad quedó finalmente anclado al de la Virgen del Rosario.
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