 |  | cartas Estimados argentinos
 | Cada día me levanto con el sol que me despierta imaginando que la crisis ya terminó. Pero me asomo al balcón de mi casa y veo que todavía hay mucha gente que necesita de un hogar y de un trabajo para que sus hijos puedan comer. No todos reciben una educación en colegios o en sus casas, por eso agradezco poder ir a la escuela donde, además de aprender, disfruto el día con mis compañeras y amigas. Cuando termina la mañana, en el camimo de regreso, pienso que siempre me reciben con un plato de comida y un clima cálido de familia. Quisiera que todos los chicos del mundo pudieran tener y sentir lo mismo que yo, por eso pido a Dios que cada uno de nosotros pensemos en nuestro prójimo y que en la medida que podamos ayudemos a los más necesitados. Si todos fuéramos más solidarios, ayudaríamos a que haya menos pobreza y tristeza en los niños María Laura Valiente
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