Boca obtuvo por encima de todo un fuerte envión anímico al derrotar sin encanto pero también sin discusión por 2-0 a un Vélez totalmente inofensivo, y revivió así en la lucha grande del Apertura.
El partido se disputó en la Bombonera ante más de 20 mil espectadores y el momento culminante, el de mayor impacto emocional y sonoro, tuvo lugar a los 68', cuando el carismático mellizo Guillermo Barros Schelotto, quien reaparecía después de prolongada inactividad por lesión, anotó un precioso segundo gol, típico de su sello.
El veloz delantero, pedido por largos minutos por su hinchada, recibió un exacto pase de Carlos Tevez, la figura del partido, hizo una endiablada diagonal de derecha a izquierda y sacó un zurdazo bajo, milimétrico, que dejó sin ninguna chance a Gastón Sessa, pese a que llegó a rozar la pelota antes de que se incrustara al lado de su palo derecho.
Vélez, al igual que en todo el desarrollo, no tuvo ninguna respuesta adecuada para dar vuelta el resultado y por el contrario continuó sumido en la absoluta inoperancia.
Boca asumió el rol protagónico desde el comienzo y tuvo unos primeros 20 minutos arrolladores, en los que no sólo se puso en ventaja sino que pudo haber concretado diferencias definitorias en el marcador.
A los 9', un error de Emiliano Dudar permitió a Clemente Rodríguez tomar control del balón y habilitar a Tevez, quien batió a Sessa con fino remate de zurda desde un ángulo bastante incómodo. Cuatro minutos antes, el palo derecho había devuelto un seco derechazo de Marcelo Delgado.
Vélez no preocupó
De los 20 al final de la primera parte, Boca estuvo deslucido, errático, dividió la pelota y dejó crecer a Vélez. Pero tuvo la fortuna de que Vélez no hizo casi nada por aprovechar la oferta.
La hibridez e impericia de Vélez y la irregularidad de Boca hicieron que el segundo tiempo careciera de vuelo, aunque siempre fue el conjunto local el que se mantuvo cuanto menos un escalón arriba dentro de ese chato nivel, ya sea por las electrizantes apariciones de Tevez o por el bullicioso y prometedor ingreso del Mellizo.
Un resultado fundamental para Boca, que le permite seguir soñando con alcanzar la cima, pero a la vez con la asignatura pendiente de corregir algunos errores de funcionamiento, porque Matías Donnet no funciona como volante por izquierda y la maldición de no poder solucionar la anemia de gol de sus por ahora apáticos artilleros Bracamonte y el Pampa Sosa. (DyN)