Mark Knopfler ha expandido su extensa base de admiradores a otra persona más: él mismo. Por años, el ex líder de la banda británica de rock Dire Straits no podía escuchar sus propios álbumes, aun cuando los consumidores compraron más de 106 millones de copias.
Pero ahora, Knopfler está disfrutando un poco de su producción, específicamente un par de canciones de su álbum "Sailing to Philadelphia", que vendió una sorprendente cantidad de 3,5 millones de copias en todo el mundo.
"¡Ya puedo escuchar realmente el material!", dijo el generalmente tranquilo cantante y guitarrista de 53 años en una reciente entrevista. "Estoy alcanzando un cociente más alto de éxito, o a lo mejor ahora soy menos exigente", admitió.
Ahora, apenas dos años desde que zarpó "Sailing to Philadelphia", un revigorizado Knopfler está regresando con su tercer álbum en solitario, "The Ragpicker's Dream", que acaba de salir a la venta en Estados Unidos.
Por naturaleza flojo y fácilmente distraído, Knopfler decidió que tenía que apurar el ritmo, aunque no está seguro por qué. Especuló que podría ser un deseo de compartir canciones sobre las luchas diarias, aparentemente intrascendentes de la vida. "Allí es donde está la importancia, allí es donde está el valor", dijo. "Está en una cocina entre dos personas. De eso se trata", aseguró.
Knopfler hace que el proceso luzca muy fácil. Estaba entreteniéndose en su casa de Londres, tocando una nueva guitarra Martin, una marca que nunca había tenido antes, "y entonces surgieron solas las canciones". Pronto tenía material para un nuevo álbum, y entró a estudios en Nashville y Londres con su banda de los últimos seis años.
El resultado es una colección de 12 canciones que marcan otro capítulo en su exploración de las antiguas tradiciones musicales de Inglaterra, así como las de su adorado sur norteamericano.
El álbum comienza con "Why Aye Man", una expresión del norte de Inglaterra donde creció, que significa "bueno, por supuesto". "Nunca sé exactamente cuándo va a sonar el gong de la canción", dijo. "Puede esfumarse en cualquier momento. No hay fórmulas para componer canciones", afirmó. Este don ha hecho de Knopfler una superestrella internacional desde hace más de 25 años.
El virtuoso guitarrista formó Dire Straits en 1977, y la banda tuvo un éxito mundial en su mano a los dos años con "Sultanes del ritmo", un tributo semiautobiográfico a las bandas de rock que tocan en tabernas.
A medida que la banda fue produciendo canciones de éxito, fue creando temas más largos ("Telegraph Road", por ejemplo, dura 14 minutos) y fue aumentando sus ventas. El grupo alcanzó su apogeo en 1985 con "Brothers in Arms", álbum que incluyó éxitos como "Walk of Life" y "Money For Nothing".
En ese entonces, Dire Straits estaba llenando estadios en todo el mundo. Knopfler disolvió la banda en 1992 después de un álbum relativamente decepcionante y su gira correspondiente. Después reagrupó Dire Straits en julio para algunas pequeñas actuaciones de beneficencia en Londres. Fue una experiencia placentera, contó, pero descartó un regreso formal de sus miembros.
Knopfler lanzó su primer álbum en solitario, "Golden Heart", en 1996. Pero había dado un indicio de sus inclinaciones futuras seis años antes, cuando hizo pareja con el veterano guitarrista Chet Atkins para grabar "Neck and Neck", el cual significó dos premios Grammy para el grupo.
Los dos siguieron siendo amigos hasta la muerte de Atkins el año pasado. Knopfler le rinde homenaje en una nueva canción, "Daddy's Gone to Knoxville", en la que toca el tema de la acelerada urbanización de la sociedad.
Aunque "Sailing to Philadelphia" incluyó apariciones de invitados como James Taylor y Van Morrison, la de Knopfler es la única voz en el nuevo álbum.
Durante las sesiones para los dos últimos discos, grabó unas cuantas canciones con la estrella de la música country Emmylou Harris, y espera eventualmente grabar la cantidad necesaria para un álbum de duetos.
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